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Bueno, vale, admito que he pasado una semanita bloqueada y que ayer noche, después de cenar, me senté ante el ordenador para transcribir lo que había escrito en la libreta a lo largo de la semana y todo me pareció tan evidente, que en lugar de leer, sentí cómo que me iban a pegar una bofetada. Tenía un par de cosas escritas en catalán con cierta gracia. Intenté traducirlas, cómo siempre hago, y la perdieron. A partir de ahora voy a publicar en bilingüe. A ver si encuentro alguna alma amiga caritativa y entusiasta que lo quiera traducir sin que pierda fuelle. Del castellano al catalán no voy a traducir. La cuestión es que me cansé enseguida. Los temas escritos en el libretón eran: El enemigo mediático y malicioso de Javier Cercas, la polución, la celeridad y la asertividad que el ritmo del tiempo actual impone para los asuntos de adentro hacia adentro y lo que lo celebraría si no fuera porqué sería cómo celebrar lo incelebrable. También había una reflexión acerca del libro de Loquillo; Barcelona Ciudad, que he disfrutado mucho leyendo, así cómo la descripción del encuentro con un hombre al que no veía desde hace muchos años y lo bueno que resultó, a pesar que durante mucho tiempo, pensé que si me lo encontraba, le cantaría las cuarenta. Un poema del tipo bayeta de cocina sobre cómo asoma el cabezón la realidad subterránea que se produce en paralelo a la realidad, realidad, y un lío sintáctico estético sobre cómo, al dejar de pensar en alguien, aunque el alguien esté en Tombuctú, se entera, y las cosas empiezan a fluir distinto, mucho mejor.
Todo un buen surtido de buenas intenciones. Apagué el ordenador y le dije a mi hija y al hombre tema tabú que me ha impuesto la moza, que me iba a dormir. Júlia me espetó: "¿Tan pronto?" Le respondí que estaba cansada y recibí cuatro besos de buenas noches. Los suyos y los del tema tabú. Mientras trajinaba entre el baño y la habitación, a pesar de mi sordera ( por cierto, el otorrino me emplaza a operarme de nuevo, pero ¿cuando chaval, cuando?) oí cómo los dos jóvenes hablaban y la peque grande le decía al tabú: "Lo que le pasa es que está bloqueada. Le ocurre todos los años unos días antes de su aniversario y desde que murió Carles. Sólo pasaron diez días entre una cosa y la otra y se pega un lío que la paraliza."
No sé porque me educaron y eduqué tratando de buscar una explicación a todo. Hay cosas que no la tienen. O si la tienen no la puedes abarcar, No somos dioses. Sobre este punto también recibí y dí educación. Aún así, el roneo de la frase de la niña me ha ido perforando a lo largo de la noche, en la que he tenido un sueño de alto contenido sensual con dos desconocidos. Rara que es la mente.
He amanecido convencida que la niña llevaba razón, me he desbloqueado un poquito y me he puesto a escribir este post sin pudor ninguno. Siento que si digo una cosa también puedo decir la otra, pero no del rollo acné vómito, si no intentando comprender. A medida que se me despeja el coco del rollo narcozitante de la pena, la alegría y el paso del tiempo, recuerdo un chiste muy gracioso que me contaron hace unos días. Interrogan a un tipo en una comisaría: "¿Puede decirme el día de su aniversario?". El tipo responde: "El dos de Diciembre". El policía sigue: ¨"¿De que año?" Y el otro borda la respuesta: "De cada año."
Pues eso. La comprensión la trae el chiste. De cada año. El chiste malo, es que desde el año de las pistolas en el hemiciclo, tengo que aguantar frases del tipo: "No si ya se te nota que naciste el mismo día del golpe de Estado." El golpe de estado, a suerte nuestra, no es cada año. Ni la muerte del amigo, acaecida diez días antes de mi aniversario de todos los años de aquél maldito año. Feliz fin de semana.

1 comentario:

EL CALLEJON DEL HAMBRE dijo...

Olas Magda,
Cada cierto tiempo me paseo por tus letras y tus ideas, divertido, asombrado y a veces emocionado.

Pero hoy, fijate, al leerte he sentido que yo tambien estaba bloqueado y que tenia que salir de este embrollo.

Embrollo de amores y desamores, con mala solución y algunas lecciones por asumir.