Canciones dedicadas


Dice que podría contar su vida afectiva a través de las canciones. Y que podría contar cómo ha sido cada quién en su vida afectiva por cómo le han reclamado, sugerido, incitado, pedido o callado que querían que les cantara una canción. Una canción dedicada. El gran regalo para la afirmación de un amor, de una pérdida, de un desamor, de cualquier encuentro o desencuentro, es que te dediquen una canción. Una canción para ti sol@ Hay quién prefiere que le pongan un piso o un estanco, pero no se trata de preferir, se trata de lo que hay.
Ella dice que las canciones toman vida propia y que la que compuso para A, con el tiempo va adquiriendo todos los matices de su relación con B., pero puede cantarla sin pensar ni en A. ni en B., si no en C. O en nadie. Sólo sentirla. Así que si algún día te dedican una canción, ya sabes; la intención dura lo que dura y las palabras se mueven, se adecuan al estado del ánimo de quién canta. No sucede así con los poemas. Un poema puede compartirse en un departamento estanco. No para el poeta, pero sí para quién lo recibe. Puede pasar que para el poeta también. Sea como sea, el poema escrito se queda ahí, inamovible si nadie lo pone a danzar. Es una imagen detenida, tanto mas si te han puesto en ella. Una imagen detenida para dos miradas y el resto de lectores.
Mi amiga cantante dice que si escribes un nombre propio en una canción, en un poema, o se lo das a una estatua o a un coche confeccionado con palillos, ya has pringado. Lo dice en el doble sentido, porque también conoce la gracia que supone dedicar actos creativos.
Por su parte, un amigo,- también presente en la conversación de hace unos días-, dice que la palabra no sirve de nada. Sin papel firmado, sin nombre propio, la palabra dada o la canción dedicada, no sirve de nada. Sólo para hinchar el ego generoso de quién la da y la ilusión de quién la recibe. El amigo lo engloba todo. Va de las canciones a la literalidad de la ley romana en un santiamén.
Nosotras dos, -las mujeres de la tertulia-, le respondemos que lleva razón. El tipo quita los puñales de nuestros costados y volvemos a las canciones. Ambas, y en el mismo espacio de tiempo, hemos sufrido agresiones en el sentido que dice él. Entonces, se hinca el puñal a si mismo. También es cantante y compositor: "Cuando las cosas me iban mal, mis novias me recriminaban el carácter intenso y entusiasta que les había enamorado. Cuando las cosas van bien, pasan a comprenderme. No has de esperar que te maten en una guerra, es mas fácil que te arruguen en el manejo del poder de todos los días."
Volvemos a las canciones. La amiga dice que la antesala del desastre mas flagrante en una relación es que se le atrevan a preguntarle: "¿En esta canción que acabas de componer estás hablando de mí o estás hablando de X? Porque si hablas de X. te prohibo que la cantes."
Hay quién exclama "Ay, si algún día me compones algo, no quiero ni saber que serás capaz de decir de mí." Esta es la demanda rocambolesca y paralizante: "Si no te imaginas que puedo decir de ti, mejor te quedas con la nana que te cantaba tu abuela".
¿Y quién lo pide directamente?: "Compónme una canción, va, que ya llevamos un tiempo..."
También está aquél o aquella, por quién la amiga hace una canción dedicada y le responde que no la merece. ¿Humildad o vanidad?
Si escribe o canta una canción de desamor o añoranza y empieza a recibir llamadas telefónicas, pañuelos al viento, señales. Todos los que algún día fueron, se la adjudican. Van llegando desde la noche de los tiempos. Un bochorno. Hasta que llega el día en que se siente amada, ama y la aman de todo corazón y no le sale ninguna canción, de tan pulida, tan bonita y tan brillante como la quiere. El día en que siempre hace sol.
Entonces, ella va y le canta el repertorio entero. Le da lo malo y lo bueno, lo peor y lo mejor; todo, absolutamente todo.
Y el público aplaude a rabiar porque el público es sabio y el peso o el vuelo del alma se siente en cada sílaba, en cada nota, en la respiración y hasta en los pequeñísimos intervalos de silencio.
Al oírla hablar, el amigo junta las manos y dice que siente nostalgia de futuro: "Si llega, que llegará."






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