Carta a Nazario

Foto: Ocaña, Camilo y Nazario por las Ramblas de Barcelona ( colección de Nazario y el ciberespacio)

Querido Nazario: te he pillado la foto del féisbuk. Nada mas verla me he quedado mirándola un buen rato. La podía haber hecho yo, solo que por entonces no tenía cámara. En el recuerdo, me da la sensación que os miraba desde abajo, cosa que tampoco puede ser, porque a los dieciséis ya era tan alta como ahora. No os miraba a vosotros, me miraba a mí en vosotros. La santísima trinidad barcelonesa de finales de los 70. No sabrás nunca cuanto me ayudásteis a ser como soy ( si esto es alguna hazaña) vosotros, tus dibujos, los de Ocaña, el culo de Camilo, el Pau Riba de mi código familiar, el Sefer bendita ternura, el Pau Malvido y hasta el Picarol.

El otro día te llamé para decirte que necesito curro de media jornada. Me han caído dos libros, dos, pero sigue sin ser suficiente. Escribo con interés y entusiasmo aquello por lo que me requieren, pero yo quiero re escribir esta foto, vuestro tiempo, vuestra historia. Cuando os miraba con ojos de niña divertida, batiendo palmas...

Y no hay manera. Tú bien lo sabes. O sí la hay. Lo puedo escribir sin adelanto, ni contrato, ni seguro para presuntos cortes en los dedos, pero a eso ya no juego. Hartita de sostener con mi trabajo, el pago de los mensajeros de grandes editoriales. Así que esta historia debe esperar, mi punto de vista, que no es el único ni el definitivo. Y es mas bien bajito, porque tengo la sensación que mi mirada llegaba a vuestra cintura. Mis manos también, como la canción de Adamo.

Bueno, niño, que ya sabes que te quiero. Y no por tu polla al aire en los setenta, si no por como te lo dibujas, por tu voz y tus maneras cálidas y vehementes. Una de las cosas que mas me gustan en el mundo es tener cerca a la gente que admiro. O admirar a la gente a la que quiero, pero sin baba. Un face to face. Desde el hevyorro escritor Mariano Muniesa, al puto amo Echanove o Gerard Quintana.

Tus chulos siguen asustando a mi hija con propuestas indecentes. Ella huye donde yo, seguramente, me hubiera quedado. No a follarme a tus chulos, si no a ver hasta donde llegaban.

A veces me pregunto si será su generación la que escribirà la historia de la foto. Quizás sí. El tiempo necesita tiempo, de modo que los puntos de vista están cada vez más lejos de la realidad.

Una realidad que tampoco existe, porque es imposible abastar tres, mil realidades, en un solo texto y en un punto de vista bajito. Pero qué bello sería escribirlo.

1 comentario:

Mariano Muniesa dijo...

Gracias, Magda.

Yo te admiro y te quiero, y además, siento que tenemos en común algo precisamente muy poco común: complicidad. Una complicidad que nos lleva a unas fobias y filias comunes aunque cada una haya tenido diferentes escenarios geográficos y temporales, y por tanto, a una visión de la amistad, de la música y de la vida que también nos hace cómplices.
¡cuanto nos queda por hablar frente a unas copas en el Roure!