Mi Teresita

En la foto, Cathy Claret, Titi y Teresita.
Desde un frío día de San Esteve, en que Cathy y Titi atravesaron el umbral de mi casa con un bebé de poquisimos meses en sus brazos, y Cathy, sonriendo de puro contenta, me dijo: "Mira que regalo de Navidad te traigo...", soy la madrina de esta criatura que baila flamenco y mira la luna, se sube al patinete y juega con los perros.
Teresita ya ha cumplido los nueve años y a mí, Teresita, se me cae la cara de verguenza, porqué no te veo tanto como quisiéramos las dos. Lo que la vida no une, que lo una la red cibernética. Mira, reina del ritmo y las palmas y el sueño de Farruquito, te lo voy a contar...
Nunca pienses que no estoy junto a tí, porqué te llevo a todas partes conmigo. Es magia potagia. Cosas del corazón adulto que a tí te deben importar un bledo, porque sólo faltaría que ahora la mema de tu madrina te viniera con cuentos filosóficos, cuando tu reclamas lo que es tuyo: Tio vivos rotando sin parar por el eje de la infancia, gorilas afectuosos, o una dulce tarde de vestir muñecas.
La verdad es menos magia potagia, pero no tiene remedio, que dice el Serrat, Joan Manuel.
Mira, Tere, tú piensa que tu madrina está haciendo las Américas, como los tíos de antes, que se iban a las Américas a hacerse ricos y luego volvían con collares de conchas de mar para su ahijada y tendían a sus pies un mundo de cuentos y un cachito de oro.
Piensa que la cosa es así. Este mes de Julio que se acaba, tu madrina va de culo, cuesta arriba y con patines, de modo que ni llama ni canta ni balbucea, pero llegará Agosto y te iré a buscar para el baile. No estoy en las Américas, estoy en Barcelona. A veces las distancias cortas son largas como días de trabajo.
Yo sé que me entiendes porqué eres más lista que nadie.
Por las noches, cuando llego a casa y te pienso, invento cuentos que voy a contarte y de día, con el ajetreo, me paro en los escaparates a ver estas muñecas Bratz con cabezón enorme, super mega fashion, que a tí te gustan tanto y a mí me miran con cara de locazas porque ya no son de mi mundo.
Aunque tú, Teresita, tampoco eres mucho de este mundo.
Lo cuento siempre, de madrina baba boba, para marcar el límite. A todos los que me quieren oír les cuento que con tres añitos, un día pasaba una manifestación por la calle y tú ibas sentada sobre los hombros de tu padre, atisvaste una bandera con el rostro del Ché Guevara y señalándola con el dedito, dijiste: "Mira, papá, el Camarón!!!"
Y también cuento que te crece el arte y ya bailas como a Camarón y al Ché Guevara ( según yo los siento) les gustaba que bailaran las niñas.

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