Felicidad para Maruja Torres

Hubo un tiempo y un país en que la muchachada pasábamos de leer el TBO y las aventuras de Mortadelo y Filemón, al Extranjero, de Camus, o el Walter, ¿por qué te fuiste? de Ana María Moix

Eso era antes de la presentación en sociedad de la bella Anarcoma y hasta del Star, en que también había tiempo.

La muchachada teníamos dos revistas; el Popular Uno, que era un bebé, y el Fotogramas, que ya ocupaba un gran lugar en la gloria revistera.

En el Fotogramas, a la muchachada de diez a trece años, nos flipaban las fotos de las películas y los comentarios que hacía una mujer llamada Maruja Torres en su sección (de cuyo nombre no logro acordarme) en la que contaba cosas que quizás no entendíamos del todo, pero desde un modo que nos alimentaba.

Los artículos de Maruja Torres en tiempos oscuros cumplían la función de rayo de luz.. Sé que cuesta mucho imaginarlo, mucho más ahora en que la muchachada nace deslumbrada y tiene que andar el camino al contrario; desechando las iluminaciones de los verdaderos rayos de sol.

A lo que iba, en aquél tiempo del tiempo, una mañana de sábado, a una niña que formaba parte de la muchachada a la que aludo, le informaron que Maruja Torres estaba tomando algo en una terraza, al lado de un señor barbudo. La niña se fue hasta ahí con un Fotogramas en la mano y se dirigió a Maruja Torres con un “¿Me firmas un autógrafo?”. La muy bruta de la Torres respondió a la niña con un “¿Pero tú ya sabes leer?”, y muy enfurruñada, la niña, dejó que la escritora le firmara el ejemplar y se fue corriendo, convencida que sería mucho mas feliz si seguía abrazando su antigua creencia (de cuando aún era mas niña) en que anduvo convencida que todos los escritores estaban muertos.

La niña a la que hago mención es aquella amiguísima mía que emparentó con Copito de Nieve, siendo los dos adultos; pero esa es otra historia que ya he ido contando en este blog.

El caso es que mi amiga y yo y la muchachada de la que formábamos parte, seguimos leyendo a Maruja Torres, fuera borde o no, y nos siguió atrapando. Con sus razones escritas nos confirmaba que teníamos razón o, nos daba una razón que tener en cuenta y aprendíamos. Así ha sido hasta hoy en día, en que tanto mi íntima (la de Copito) como yo, seguimos lapidando nuestras fortunas al comprar semana tras semana el País semanal sólo para leer la columna de Maruja Torres y hacer el Autodefinido.

Con la Torres nos desgañitamos de la risa con su libro “Oh es él!”, pero a partir de este momento la muchachada se dispersó y cada uno fue haciendo el camino por su cuenta. El mío y el de mi íntima, la de Copito, totalmente ligado a la gran compañía que nos han venido haciendo,-desde un tiempo en el que había mucho y hasta mañanasidiosquiere-, las palabras de Maruja Torres en los papeles, lo cual viene a ser gloria bendita para nosotras y para muchísimos mas.

Todo este rollo es para comunicaros que mañana, Maruja Torres cumple 67 años y lo quería dar a conocer al mundo entero, para que se felicite, se regale y se agradezca a tan digna señora su forma de estar en el mundo y el modo en que combate la vida, aunque un día de hace mucho tiempo en que también hubo, fuera borde con una niña que creía que todos los escritores estaban muertos.

Vivísima es la felicidad que hoy le deseamos mi amiga íntima, yo, y hasta Copito de Nieve; que no podía pasar sin leerla. Aunque esta sea otra historia.

1 comentario:

Mariano Muniesa dijo...

Hola, Magda.
Maruja Torres, que gran periodista. Te alabo el buen gusto del gremio.

Lee mi ultima entrada enel blog, creo que te vas a sentir identificada con ella.

Miles de besos, cuídate.

Mariano Muniesa