Turbada e indignada

Imagen tomada del blog de Lauraencursiva


Ayer noche hablé con Marta a través de Skype. Mi amiga Marta es la madre de la hija de Copito de Nieve, de la que ya he hablado bastante en este blog. Actualmente vive en Nueva York con su hija y su marido; un eminente psiquiatra catalán que le diagnosticó la depresión post-parto después de tener una niña albina y de que las autoridades del zoo barcelonés le prohibieran la entrada al recinto, para evitar que padre e hija se conocieran.

Marta se enfada mucho conmigo porque dice que siempre que la nombro me refiero a sus andanzas. Yo le digo que la carencia es mía, no suya. ¿A quién le importan mis amigos, de no ser que hayan hecho algo célebre o nutritivo? A mí, claro está, pero no a la red.

La premisa es fea y no la secundo ni yo, porque cuando me da la gana, bien que escribo sobre Vivianne o Alberto y me quedo tan pancha, pero como ella se ha vuelto muy frívola y muy de papel couché, se lo cree.

Yo, por mi parte; al hablar de Marta anteponiendo sus andanzas vitales, me garantizo que el lector en red se pille antes a mi post que si comenzara escribiendo sobre alguien "normal", con piso de cincuenta metros y dificultades para atizar el deseo.

De estas prácticas nació la televisión basura y buena parte de la literatura ( la rima no es intencionada) y en estos últimos días me estoy entrenando mucho en buscar y desdeñar recursos, al estar enfrascada de lleno en escribir.

Todos los recursos; los humanos y los de la fantasía, pueden ser tan beneficiosos como nocivos. En esta vida, en todo, hay que ir con tiento. Si cuentas tres cosas inverosímiles que te han ocurrido, por trepidantes que sean, crean hartazgo. Una cosa sola y bien escogida basta para dar a lo inverosímil, su carácter. Me temo que nosotros, los de entonces, -que es sobre lo que intento escribir-; cuando llevaba la programación musical del Magic y los delincuentes juveniles mas buscados se refugiaban en las bodegas de la sala; vivimos mas en lo inverosímil que en lo real. De una forma "natural", si, pero con el paso del tiempo, tanta reiteración loca puede crear hartazgo. No se como saldré de esta y del desbarajuste interior que me provoca tanta letra, aunque me parece que sí.

Comenzarán a apilarse las facturas en el buzón de un modo "natural" y volveré a dejar el escrito "interruptus" en un archivo de ordenador. Después mi psiquiatra me diagnosticará una depresión por retención del objeto del parto y volveré a la vida organizada de la supervivencia.

Digo esto y no me resigno; Saramago, maestro, luz de luces. Te juro que no me resigno: "Indignémosnos, Copìto, indignémonos!!!"
























2 comentarios:

Anónimo dijo...

coño, nena, asín no se puede vivir. ¿Un sponsor?
te quiero Magdita y te ví a secuestrar entera toa.

Berto in the sound

cabezapie dijo...

¿Y SI AL FINAL TIENES TRILLIZOS?