Navidad


A nadie le gusta la Navidad y sin embargo la Fira de Santa Lluçia está siempre llena. Llama con su nombre a la feria de Navidad de tu ciudad, seguro que también anda repleta.
 La Navidad está al servicio de la infancia. Cuando mi hija fue pequeña volví a vivir las Navidades como si hubieran sido las mías, las primeras, en la que fuí protagonista junto a mi hermano, cómo lo fue la niña en las suyas, que también fueron mías. La Navidad es el momento de contextualizarte. Si hay contexto, hay Navidad y no pasa nada, salvo que se come muy bien y se ve a gente a la que no acostumbras a ver durante el resto del año. Cuando la peña está borracha y acabada, -harta mas que harta-, se tira los fantasmas por la cara y hasta van a sentarse a la mesa los cadáveres familiares. O no; también hay familias del buen reir. En cada casa, en cada mesa dispuesta para estas fiestas, con comensales sentados; se podría realizar una película de alto contenido psicológico y de bajo presupuesto. En Navidad no puedes quedar con nadie porque cada oveja está en su corral. Y si estás solo en Navidad es que estás solo todo el año. O estás bien acompañado, pero de otra manera. Una forma que la Navidad excluye.
Hay quién monta Navidades alternativas que no dejan de serlo y hay quién se pierde en las calles, al tener que alternar de casa en casa, con un palo en la mano para hacer cagar el tió.
Creo de verdad, que lejos de sufrirlo, el contexto individual, hay que gozarlo. En Navidad, en San Esteban y el día de la Ascensión de la Virgen María. Cada día. Todos los días del año. Otra cosa es el pavo y la pava y el cava y los turrones, pero el contexto, ya sea con mil personas o con dos, hay que gozarlo todo el rato o darte el piro para siempre y crearte una mejor circunstancia.
Sólo que la Navidad es un eco y encima llega muy convencional, a la misma hora de cada doce meses, y no siempre te la esperas. Uno quiere evocar cuando tiene ganas de evocar, no cuando al señor alcalde le da por encender las bombillas de colores de las calles. La pauta afectiva viene marcada desde afuera. Sólo un niño puede sonreirle a esto, porque es festivo en el cole y hay señores de rojo que se repiten en las esquinas y las abuelas les cuentan cuentos preciosos mientras afilan el cuchillo que trataran de clavarle a su nuera al untar el paté: "Oh! esta plata es tan fina que se me ha ido volando de las manos."
Los niños son Navidad todo el año y a ver quién es el chulo que no les monta el recorrido por su cultura. He conocido niños que a los dos meses ya sabían quienes eran los padres, quienes eran los camellos y que para escribir, usaban las paredes de su casa con total libertad. A mi me dan penita, que queréis que os diga, pero al menos, a estos no se les pondrá el nudo en el estomágo todas las Navidades, cuando intentaran hallar quienes fueron y se repetiran quienes son, perdidos entre el musgo y el río de plata. La Navidad, repito, sólo la sustenta un niño o quienes le rodean, Podemos ver en que tipo de adultos nos hemos convertido según vivamos la Navidad; el contexto.
A mi tampoco me gustan las Navidades, pero ya que estoy en ellas, vivo la nochebuena con expectación, por si alguna vez fuera verdad que el Papá Noel baja hasta las zapatillas. En la Noche de Reyes me zambullo entre los chavales, me apunto a los niños de mis amigos y siempre me sorprende comprobar que la estrella que abre la comitiva es la misma que, desde entonces, -desde el asomo del pipí, la ilusión y el aliento a golpes contra la lana de la bufanda-, me sigue haciendo compañía.













































1 comentario:

Mariano Muniesa dijo...

Los días de Navidad para mi no tienen un sentido religioso, y yo personalmente no celebro nada... pero son días que no me desagradan. Al menos, y aunque sea de forma un poco hipócrita, la gente parece estar menos predispuesta al mal rollo, aprovechas para llamar a toda esa gente que nunca tienes tiempo de llamar el resto del año, se trabaja menos y bueno... son un pequeñlo break que no viene mal. Te voy a seguir leyendo y comentando, pero por si acaso, compañera bloguera Magda, feliz navidad.