Tonos y tonadas de toda la vida


Esta mañana, un chaval de nueve años, miraba por la ventana de un aula de una escuela pública del extrarradio barcelonés (“Eso lo dirás tu. Sant Andreu som una naciò.” Broma o no broma, prefiero la patria que llega de Lorca, que llega de Granada) y en esas que ha visto como un tipo pegaba una patada a un perro callejero.

Mientras, el profesor, que hablaba con los chicos de literatura, ha flipado al ver salir a uno de sus más curiosos alumnos, huyendo a toda prisa, dando portazos y vete tú a saber que narices le ha pasado.

El colegio tiene varias plantas, de modo que cuando el niño ha llegado abajo, el bedel le ha tomado del cuello de la camisa. Todo se sabe.

Y luego, “¿a dónde vas idiota?”

Y más tarde:” Controlar los impulsos. No vas a copiar cien veces” voy a controlar mis impulsos”, eso nos tocó a nosotros.

La pedagogía avanza. Otra cosa es si sabe adónde va, “pero la pedagogía avanza.”

“Yo también he avanzado”,-ha dicho el chaval.

“Calla de una vez o lo vas a pagar muy caro.”

¿Quién avanza?

“Hacemos dinámicas de grupo, es todo muy flower power, somos gremialistas y sabemos que la maldad no existe en los niños tan pequeños.”

¿Entonces, tampoco existe la bondad?

“Si, la bondad nos invade, cómo el polen al alérgico. El niño que corre tras un perro callejero o tiene TDAH o está como una chota.”

El TDAH lo tengo yo y soy su tía. El árbol genealógico está en Paseo de Gracia con Muntaner. Vaya y mírelo usted mismo. Lo ha podado su padre. Si, parte alta. El árbol, parte alta y nosotros a las afueras. Repartir para sentirnos mundo.

Pero el niño no tiene TDAH, se lo digo que yo. Sé que hablo porque lo inventaron por un tipo de Cincinnati, y aquí, por mi. El diagnostico no me da todas las respuestas, incluso invalida algunas preguntas, Ya le hablaré de esto otro día. El niño tiene afán de justicia.

“Le vamos a poner un psicólogo, un psiquiatra y un endocrino. Para alabar la norma”

¿Donde se los van a poner? Si, Pol (dirigiéndome al niño) tira para afuera y dale a la pelota.

“El niño grita gol acierte o no acierte el balón en la portería”

Jugar es vivir. ¿Se lo tendrán que corear mil veces?

“El niño escribe las redacciones de toda la clase y a cambio le pasan los ejercicios de matemáticas.”

En el tiempo en que usted recoge flores para los jarrones y la norma, el chaval trapichea...

Espero que les comunique a sus padres lo que hoy ha ocurrido.

¿Que se ha ido de clase por ver llorar a un perro callejero?

“Si”

¿Es la primera vez que se va de clase llevado por los demonios?

“Si”.

“¿Tiene amigos?”

“Se relaciona adecuadamente”

¿Con la autoridad también?

“Aquí no somos autoritarios, pero con los profesores solo se relaciona en clase”

¿Ha probado a invitarle a una discoteca, por decir algo?

“El psicólogo, el psiquiatra y el endocrino”.

¿Dónde, cómo y cuanto?

“Vayan pidiendo hora a la Seguridad Social.”

Como lo temía ya lo he hecho antes de venir. Hasta que el niño no cumpla catorce no van a poder atenderle. Al recortarles, priorizan las catástrofes.

“Otra más y haremos un consejo”

¿De redacción?

“Usted me está poniendo muy nerviosa”

Me refería al afán de la criatura de redactar todas cuantas en la clase se leen.

“¿Cuando vendrán sus padres?”

Su padre poda árboles y precisamente ahora tiene mucho trabajo.

“¿Y la madre?”

“La madre es psiquiatra y también va justa de tiempo”

“Les llamaremos”.

¿Cree que no se lo voy a comentar, viniendo como he venido volando en la escoba de la bruja de la familia y dejando un archivo del ordenador en formato anonadado?

“Eso creo.”

He llamado a Pol y le he enseñado una canción que no sabía. “L´home estàtic”, de Pau Riba.

Ahora, como es natural, se la enseña a su hermano menor. He comenzado por la tercera estrofa. Sin método, iré añadiéndoles otras. O les grabaré el tema.

(“ Un bonic dia d´Abril/ tot sòn flors i ell les olora/ però surt l´amor d´un jardí / i li fa una cara nova/ descrobreix que no està bé/ i vol dir-ho a una senyora/ La senyora no l´entèn/ perquè es mestra d´una escola.”

(“Un feliz día de Abril, todos son flores y él las huele/ pero sale el jefe de un jardín/ y le hace una cara nueva/ descubre que no está bien/ y se lo dice a una señora/ La señora no lo entiende/ porque es maestra de escuela.”)



Esto va para las maestras y maestros excepciones y los perros callejeros

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