Disculpadme si hoy, triste pero animada, párpados caídos pero contenta, vengo a dar la
vara con lo mío. Como siempre, pero un poco más.
Hay que estar al loro de lo que pasa en el mundo. De lo que nos están haciendo pasar.
Hay que ir sacando las posaderas del diván. Ya lo dijo Coco Chanel. A partir de
cierta edad hay que escoger entre cara o culo. Hoy la frase admite extender los
tiempos. A todas las edades hay que escoger culo. La cara para darla y mirar a
los ojos. Y el culo siempre magro, puro
músculo en movimiento para que no nos alcancen.
Mi natural suertudo
hace que me levante de la cama muy pronto y me encuentre la casa llena de culos
fantásticos, duros como una piedra, y de caras como corazones.
Todo el mundo duerme y primero me da un respingo interior.
Necesito soledad. Voy a mandar a los culos a tomar la calle. Apaciguo el
respingo del gran egoísmo, sintiendo el calor de ayer, hasta bien entrada la
noche, con las caras y los culos dando brincos y alegría. No sé si ha sido una
estratagema de mi hija para que no me pille el síndrome del nido vacío. ¿Cómo lo llevas, mami? Una segunda juventud.
Una segunda y nada más. Nada más y nada menos. Nos reímos.
Bueno, no ha sido eso. No ha habido estrategias. Las cosas
surgen así, de natural misterioso.
Primero me cayó un ángel rumano cuando más lo necesitaba. Mi
hijo. Lo adopté hace más de diez años, con dieciocho suyos, y aunque nunca
hemos perdido el contacto, porqué los hijos son un SOS imprevisible, volvió
hace poco para quedarse un tiempo. Mi
madre se puso muy contenta de poder besarle de nuevo. ¿Cómo andas? Una mujer me
ha roto el corazón. Para eso están. Y se rieron.
Los otros dos culos pertenecen al sexo femenino. Son de dos
amigas de mi hija que ahora también lo son mías. Una es negra africana catalana
que anda con la majestuosidad de la Campbell y la echan del metro por
respondona. ¿Qué pasa, ahora nadie dice nada? Mucha solidaridad pero todos vais
a vuestra bola, cobardes.
La otra es mitad japonesa, mitad brasileña. Ved que significo
lo racial, lo exótico, como los progres de la discriminación positiva. Yo solo
lo hago para vacilar y darle envidia a
Angelina Jolie, que si ahora me viera ahora
escribiendo, con todos los culos de distintos colores retozando, podría verse a sí misma un poco más mayor. Ya he dicho que estoy animada y animosa.
Mi niña japo ha terminado Diseño de Moda, como mi niña negra,
y están aquí porque hoy he de darles clases de historia, que es el crédito que
les falta para la obtención de la medalla ¿Qué alma seca cambió la palabra aprobado o suspenso de asignatura por la palabra crédito? Hay que estar al loro del mundo de afuera. ¿Qué alma que no sea ingenua puede pensar que le
podré dar, acertadamente, clases de historia? ¿No serán clases de historia de
la moda? No, son de historia y nada más. Ah, vale, aunque creo que Isabel la
Católica llevaba gayumbos.
Pasaré el día entre culos recios trotando por casa. En algún momento les pediré que chisten. El
gallo canta y las gallinas corean. Y al revés. Sé que si ayer les necesité y me
agrandaron el alma hoy debo dar lo mío. Las cosas son así. El toma y daca.
Ayer, otros dos amigos que vinieron (vivo en una casa con calle, no en los
feudos imaginarios de Garcia-Albiol y otra mala bestia de la Fabra) más maduros, culos de mal asiento y
posadera que te necesito posadera que está, sacaron a colación el tema de los
despropósitos verbales del convencionalismo
hipócrita en momentos de duelo. Tíos, tengo ganas de Nutella. ¿A estas
horas? ¿Cuánta gente te ha dicho estos días que los llames para todo cuánto
necesites? Mogollón. Pues llama a alguno de estos o estas y pídeles un pote de
Nutella. ¿A estas horas? No haberse
ofrecido. Y viendo que nadie venía, uno de ellos sacó una bolsa medio rota de
la tienda del paki de abajo y me dio uno de Nocilla. Un pote. No es lo mismo,
pero ahí lo tienes. Es mucho mejor. Culo tieso, trae el pan de molde de la
cocina, que la vamos a liar. Y la liamos.
Hay que estar al loro de lo que pasa en el mundo y de lo que
pasa en las casas.
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