la primavera de noche y en el barrio de la plata

De noche, la primavera, incita a no trabajar mañana. Nada más ilusorio y nada más vulgar que buscar la muerte cuando ya lo das todo por perdido. Esto último va por tí, bombón, que fuíste primavera y norte por las calles de Madrid de noche y de día rompiendo normas. Pobres ilusas. Pero hoy es primavera en el barrio de la Plata. Si desde este loft de Alvaro caminas hacia el mar has de pasar por delante de una cárcel. También puedes tomar otros caminos y a poco que extiendas los brazos te mojarás los dedos de la mano.

No habrás visto la cárcel, pero seguirá estando ahí.

Se miran con ojos de deseo, con poros de deseo, con voces de deseo y comen tortillas de deseo, pero esperan, se hacen chiquillos los adultos, se miden por la fiebre.

El barrio arderá tarde o temprano si no se agarran, uno al otro, por la solapa de adultos, y se van a consumar la gloria de su estado, entre dos abismos. Les quiero mucho y apenas les conozco. No le temo al amor, sea cual sea su cara. Me duele la traición del afecto, por falta de libertad interior o malicia (que palabra tan bella para tanto dolor) Mauro, mi próximo cuento será para tí.

Qué bueno que te gusten los cuentos en un mundo que es un cuento. Un cuento malo, de la peor estirpe, con oasis de ternura. A Francesca le escribiré el segundo y a su madre otro. Yo sé de que estoy hablando. Encima de una gárgola de la calle que va de la Plaza de la Catedral a la de Sant Jaume, duermen dos pichones asustados. No hay nada más vulgar que buscar la muerte cuando lo das todo por perdido.