Las personas, sin embargo, para evitar el agua, el amor, o lo que sea que nos ha escaldado, somos más necias que los gatos.
A tan sabias palabras, tan redichas y comunes, mejor un largarse por ahí por bulerías o rumba bonita y fina:
Si no tengo el día con las cosas tan claras como pá escribir en el blog,
ni un no sé qué pá contar,
os dejo con la cantinela
de una rima muy preciá,
que tiene de buena música
lo que tú le quieras dar.
Y a los gatos escaldaos,
sean personas o bestias,
una toalla al abrazo
pá cubrirles las miserias.
Y si te quedas desnuda,
sin palabras que decir,
no compres un diccionario
ni le beses la nariz
al que sabes tu contrario.
Queda callá,
nada pasa,
por tener la boca en "off",
ni aquí, ni en la palma Canaria.
Pero si quieres hablar
porque sabes que te cuentas
y solo has de molestar
aprende a hablar en silencio
o dí cosas bien graciosas.
Los demás no tienen culpa
de que andemos espesos.
Habla del careto del gato,
la misma que tuve ayer,
al ver como me tropezaba
con mi sombra otra vez.
Más fuí diestra por un tango,
y en lugar de decir sí,
dije no, y cuesta abajo,
ni lloré ni derretí
aquellas cuentas pendientes
ya no me tocan a mí.
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