El poder

Imagen: Superman antes de.

Todas las relaciones que mantenemos son relaciones de poder. Lo ideal es manejarlo, equipararlo, ningunearlo, de este modo las relaciones de poder se convertírian en relaciones de amor. A la complejidad humana no la dejan entrar a vivir en el país de Alicia.

Sé que estoy tirando una idea grande como un cielo y sólo digo punta de nubarrón, pero hoy me apetece hablar de esto. Hablar de un muchacho amigo que alumbra los paisajes donde convergemos y ayer me decía: ella me ama pero no me desea. Y de cómo yo le respondí: no te desea ni te ama, te retiene. Se lo dije con un amor fraterno materno y a la sintésis, pero a medida que pasaron las horas, ya entrada la noche, los dos circulando entre un grupo de amigos, hablamos disponiendo de más palabras, de algo que él ya sabía pero se resiste a aceptar.

Yo también me he enamorado del amor, del deseo de enamorarme. Una engañosa relación de poder en el amor por que no tiene en cuenta al otro, aunque lo parezca. En estas situaciones de amor por amor y tanto amor bola de azúcar, cuando llegan las tortas te preguntas: ¿y eso?. Y es que las tortas y "eso" siempre estuvieron ahí.

A vueltas con el poder y las relaciones, otra amiga contaba cuánto le interesaba no sé quién a quién ha conocido esta semana, porqué la podía ayudar en su trabajo. La cosa, en sí misma es honesta siempre que se tenga clara. Mi amiga es clara y sabe darse a quién jamás la ayudará en su trabajo. Se da como una bestia. Dá la bestia y separa las cosas.

Sobre la mesa de un improvisado desayuno, quedaron manchas de café y una pregunta ¿si a veces no somos capaces de aparcar el poder, ni en nombre y sentido del amor, qué no seríamos capaces de hacer ante el poder, poder?

Juro que de toda la gente que conozco, sólo a tres personas, las nominaría capatazes del mundo mundial por su ecuanimidad, sentido de la justicia y un amor hacía el otro que no cesa. Pero los tres, justo porque poseen estas cualidades envidiables, pasan del poder. Pasan, pasan, sin aspavientos. Un minímo movimiento de cejas puede dejar en evidencia a los falsos humildes.

El análisis es grande como un cielo y la punta del nubarrón es decir; te amo, no sabes cuanto te amo, seguiré siempre a tu lado, pero no te deseo, creo que no conseguiré desearte nunca más, estoy en otra fase. Aghhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.

El muchacho amigo es terco. Y joven. Y quiere vivir un tiempo más el menosprecio.

Esta entrada no me ha salido redonda. No consigo cerrar el círculo. El poder, hablarlo incluso, siempre acaba en punta.

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