Esperando a Patricia Godes

Foto de Montse Capdevila. Busto de Jim Morrison, sobre su tumba en el cementerio parisino de Père Lachaise.
Esta tarde he estado esperando un buen rato (que a mí se me ha hecho larguísimo) un autobús que no llegaba y no llegaba.
Fijada como estaba esperando ver llegar el autobús en la lontananza, si hubiera pasado un barco por la calzada. no me habría ni asombrado.
O sí, sólo me habría asombrado, pero habría seguido pensando qué porqué no llegaba el dichoso bus.
O sea, que cuando esperas ya sabes lo que te espera, mientras que si no esperas, no sabes lo que te espera y le prestas atención a lo que llega.
La deducción es honda y muy popular. Desde que el mundo es mundo, y la espera es la espera, lo han advertido millones antes que yo, ya fuera esperando el autobús o cualquier otra cosa.
Lo dicho no guarda ninguna relación con la foto de Jim Morrison de esta entrada, una foto que me ha acompañado, en papel, y en distintos marcos, la mayor parte de mi vida. Cuando se hizo esta foto, el busto de Jim Morrison no sabía que lo que le esperaba era que lo robasen, que lo sacaran de encima de la piedra que cubre los huesos o cenizas de cuyo muerto representa el rostro.
El busto de Jim Morrison no esperaba nada porqué era de piedra y nada más. O esperaba el sol, las clemencias e inclemencias del tiempo.
Puesta a suponer que el busto de Morrison esperaba cosas, y dado que la fuerza de la costumbre colma el vacío de la espera, quizás esperaba oír cantar, por la voz de los devotos de su muerto, las canciones del muerto. Y oler el humo de los cigarros, flipar con las liturgias...
Yo espero que mañana sea lunes y el jueves sea Sant Jordi, para pasear por las calles engalanadas de Barcelona.
Espero sabiendo lo que me espera. Y no espero, para que la vida me sorprenda, aunque hay cosas que espero y deseo.
Deseo de cosas imposibles. La utopía que no falte.
Y deseo de cosas cotidianas y posibles, como conocer a Patricia Godes, esta hermana que tengo en Madrid, que escribe de rock, devota de Jim Morrison y los cementerios, y a la que hoy dedico esta entrada, que me he escrito a consecuencia de esperar un autobús, y de la que he sacado sacado un buen filón y una petición.

2 comentarios:

Mariano Muniesa dijo...

Hola, Magda.
Al menos tu conociste el busto de Jim Morrison. Cuando yo fui a París ya no estaba.
¿Le has mandado a Patricia un link a esta entrada?

Un petó!

Mariano Muniesa

Anónimo dijo...

Estoy emocionada. Un abrazo

PGodes