El espanto de un parado y la foto de Manel Esclusa

Foto de Manel Esclusa: Eclipsi de lluna (1995) que le he "pillado" de su archivo de fotos. Sigo en lo mío. Anonadada ( que no parada) ante este siglo XXI recambalache, capitalista y febril. Sigo la estela del tango del siglo anterior y en lugar de unos zapatos de charol volteando y dibujando bellas formas en el aire, veo un caminito de apestosas hormigas (otrora y en su ambiente considerados humanos) que recorren enmudecidos el largo trayecto que vá de su casa a los paraísos fiscales. Pondrán el dinero debajo las baldosas y darán el suelto a los niños pobres para desgravar a hacienda y decirlo a sus amigos. No hay peor maldad que la pasividad. Esta maldad del no hacer nada. Pase lo que pase, no hacer nunca nada más que cerrar las puertas, no fuera qué. ¿Donde están los poetas? Salvo aquellos cuyos nombres asaltan la mente, de tanto como llevan apretando el acelerador del alma, el actual renacimiento poético no habla del sufrir de la calle. La calle grita verdades que contravienen al individuo. Nos han enseñado que hay que destacar individualmente y hay quién se lo cree a pies juntillas. No quieren entender nada. Ni la cultura pop, que mira que es fácil. Los cantantes son más atrevidos, los cantantes del canto rodando y del canto contra los dientes. Los poetas con banda sonora. Ante tanta pasividad y egos flotando hay que gritar doble. Los toros han de enamorarse a pares de la luna para llevar a cabo aquello que cantaba Bill Crosby: Si no puedes estar con quién amas, ama a quién está contigo." Pero que esta frase de barra de bar en Illinois no nos lleve al conformismo cristiano de "si dios lo quiere también lo quiero yo." Hoy escribo una entrada de predicador. Lo digo en masculino porqué me siento predicador. No predicadora. Las mujeres, en general, sabemos ser más sutiles Pero no hoy, ni yo ante las noticias ampliadas del domingo en los periódicos del domingo, sobre el G-20 y el grito de Berlusconi que asustó a la reina de Inglaterra. ¿Cuánto tiempo más pagaremos sus torpezas y subvencionaremos su crisis, la que padecemos todos? Entre el espanto de un parado y la fotografía de Manel Esclusa no hay distancias ( me siento predicador) Siempre nos queda la pura y dura realidad y la pura y dura belleza de las cosas. Y estar ahí, como Manel Esclusa ante el eclipse. No me tengáis en cuenta la falta de matices, el reposicionamiento, el tango y la exageración, a vueltas con la disposición "natural" de inicios de primavera.

2 comentarios:

ninive drake dijo...

cuánta razón!

Mariano Muniesa dijo...

Como casi siempre, de acuerdo contigo. Y aunque te sientas "predicador" en sentido masculino, admiro tu sutileza, tu habilidad para manejar las palabras y para crear sensaciones y provocaciones a la reflexión. Yo, quizá por mi esquema de antiguo militante, soy mucho más explícito -y quizá menos acertado- cuando hablo de determinados temas, quizá también porque eso temas me producen mucha vehemencia.
Un beso, maestra.