Borrones

Ilustración de Kiki Smith
Lo cuento como ha sido. Ayer noche escribí una entrada, aplicada y seria sobre Honduras. Mi perro se lanzó sobre el teclado al subirse en mi regazo buscando amparo por el miedo que siente al estruendo de petardos. Se borró la entrada. Su pata. Mala pata.
Hoy he vuelto a Honduras, a los que bendicen a Obama. Esta otra entrada era de tinte irónico, de las que se escriben tan rápido que los dedos chocan y se entrecruzan ( por lo claro que fluye la cosa de donde haya de fluir) pero una llamada telefónica me ha hecho interrumpir la redacción, un espera que te miro y zas! la entrada se ha borrado de nuevo.
En todo el tiempo que escribo el blog es la tercera vez que me ocurre, Dos veces seguidas es demasiado. ¿Qué explicación psicoanalítica, esotérica o espiritual de látex segunda piel, me dariaís, más alla de la torpeza de mi perro y la mía? No lo quiero ni escuchar. Aprecio más las soluciones, que esta nueva forma de enmascar, en lo enrrollados que somos todos y cuanto sabemos de tó, lo que el cristianismo hizo con la culpa.
Así que cambio de ilustración, tomo la Caperucita y el Lobo y escribo un post de como se borran los post para mi placer personal y porque la vida también está echa de borrones. Borrones por torpeza, por deseo, por prescripción facultativa, por borrón sobre borrón, por huída o por cansancio, que es lo que atendía ayer noche, en casa, con una amiga que llegó con las manos todavía sucias de tiza, después de cortar una relación en la que jugó a Caperucita y el Lobo, hasta temer perder el contacto con la realidad con tanto cuento. El caso es que mi amiga lo necesitó. Necesitó llevar comida a la abuelita y necesitó al lobo engañoso cruzándose en su camino para darse cuenta de como se le borraban los post por su torpeza. Esta mañana ya volaba, a medio altura, por Barcelona. Aunque mi impotencia es ridícula ante la de la amiga, espero poder correr la misma suerte y echarme al vuelo de la tarde y el calor. El gran borrón, el definitivo, solo es la muerte, quizás por eso, hace ya muchos años, haciendome la enterada en asuntos de amor y porqué vivía una bella historia que me daba suelo, escribi: "Cuando de verdad se ama, no se le teme a la infidelidad, solo se teme a la muerte."
Así ha sido, dos borrones de post, para acabar hablando siempre de lo mismo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

muy guapo Magda¡¡¡ Borrón y cuenta nueva¡¡¡
Thunders Road

Mariano Muniesa dijo...

No olvides que un personaje de Woody Allen de "Sin plumas", filósofo determinista, una vez que se cayó accidentalmente de un palco de la öpera, fue cada noche a ese mismo palco durante meses y se tiró cada noche del palco rompiñendose varios huesos para demostrar que su primera caída no había sido fruto del azar. Convenció a todos, pero se pasó seis años cubierto de escayolas...

Mariano Muniesa dijo...

No olvides que un personaje de Woody Allen de "Sin plumas", filósofo determinista, una vez que se cayó accidentalmente de un palco de la öpera, fue cada noche a ese mismo palco durante meses y se tiró cada noche del palco rompiñendose varios huesos para demostrar que su primera caída no había sido fruto del azar. Convenció a todos, pero se pasó seis años cubierto de escayolas...