Para el abuso del control: KELEDÉN

La imagen está pillada a algún amigo del Facebook.
Hacía días que no escribía, pero esta mañana he dado con un cuento corto y a la hora de editarlo me salía todo el texto apretujado, de modo que perdía mucha gracia e intención.
Lo he dejado como borrador esperando que la amiga de la Estopa me enseñe como ponerlo bonito.
Desde ayer tengo un colíco nefrítico. Mucho dolor que espero que el médico del 061 neutralice de nuevo.
Una amiga que es más chula que un ocho, me ha llamado para preocuparse y ha acabado por preocuparme: "Estudia informática ya mismo. Apúntate mañana, nada mas levantarte a un curso de la Gene. Y para los cólicos, estudia reflexoterapia y el vademecum de homeopatía." Eso me ha dicho.
La amiga chula ocho, se dedica a la política. Antes no decía estas barbaridades. Desde que se dedica a la política lucha por tener el control de todo, que es la mejor forma de perderlo, pero ella lucha y lucha y se estresa y se cura solita. O no se cura, pero anda.
Otra amiga, mucho más sensible, solidaria cómo un dos ( el dos como la primera suma posible) me ha dicho que el riñon simboliza el miedo y el cólico se produce como consecuencia al temor de perder el control. Me ha recomendado bañera de agua caliente y se ha ofrecido a velarme.
Entre el control de mi amiga chula ocho y el control extrictamente necesario que a mi me sale ejercer sobre las cosas, hay un mundo.
Un mundo de controladores aéreos, de jefes de recursos humanos, Hacienda, los amos del Facebook, todos los militantes del PP que tiran a Acebes y todos los sociatas que tiran a Bono, entre muchísimas otras cosas y gentes más.
También el dolor de un cólico se puede controlar. O se puede controlar que la histeria no te venza.
Puedo insertar esta entrada con todas las letras apretujadas pero no la que he escrito antes porque no ejerzo control sobre la edición en Blogger, pero no puedo editar la que he escrito hoy ex profeso, porqué sería cómo decir KELEDÉN al texto, y KELEDÉN a quién lo lea.
Puedo comenzar a estudiar reflexoterapia o clínica renal en el Hospital Clínico, pero prefiero tomar KELEDÉN.
Así que mientras espero al médico, para distraerme, llamaré a mi mi amiga chula ocho, y desde la posición moral que me dá el dolor (?) le diré que si no tira el control al río, si no deja la política, si no cambia de actitud, le prescribiré un KETEDÉN diario.
Hace tiempo que veo que está dejando perder las gracias que tenía, aunque dedique su tiempo a aprenderse de memoria, para controlar, el censo electoral.

1 comentario:

Juan Luís dijo...

Magda, algunas veces el dolor es un amigo... nos ayuda a ver con mayor claridad

Un beso gordo