Sarita pelo pincho ( artículo de opinión)

Ilustración de Grafixcat.
Sara es una chica de poco mas de veinte años de bello rostro y un look muy particular. Delgada, pelo pincho, camisetas grandotas para intentar esconder los pechos y pantalones cansados, de esos de a medio culo. Viste como un chico, se mueve como un chico y si no fuera por sus rasgos angulosos parecería un chico. Sara, -nombre inventado-, es amiga de una amiga mía, y a pesar de mostrar cierto descaro, esconde una gran timidez.
Pongamos que la amiga en común se llama Rosa.
Rosa y Sara se conocieron al entrar en la Universidad y tienen anhelos vitales parecidos. Sara es lesbiana, Rosa hetero.
Rosa invitó a Sara a una fiesta en su casa.
Para que los antropólogos aburridos puedan medir la falta de evolución en el ser humano a pesar de, la localización es un piso de estudiantes de Ciutat Vella, Barcelona, de diseño alborotado.
En él, unos treinta muchachos y muchachas de veinte a treinta años pertenecientes (no todos) al mundo del espectáculo, bailan, beben y hacen lo suyo.
De entre todos ellos sobresale (por "conocidilla") una actriz mediana y bastante atractiva por la que suspiran unos y otras. Una actriz que ha pretendido hacer de su lesbianismo un arma de batalla social.
A mitad de la fiesta, la actriz salida del armario ( ha participado en marchas masivas, se ha calzado camisetas con los colores del arco iris, ha leído Hojas de Hierba y a Colette, y daría un dedo del pie por resucitar a la Dietrich ) llama a Rosa para preguntarle por su amiga Sara.
Rosa tiene un subidón. Conoce los problemas de Sara para establecer relaciones y se le antoja una buena ocasión. No esa era el camino que había andado la otra.
La actriz ( con todo mis respeto por las actrices del mundo. La excepción hace la regla.) le escupe a Rosa cuanto desprecio siente por mujeres como su amiga Sandra: tan masculinas oye.
No sabe decirle porque, pero le jura por el Teatro María Guerrero y el Nacional de Catalunya, que la sola visión de una mujer así le causa repelús.
Sara se va con la birra a otra parte y días después me cuenta que pasada la resaca, aquello que vivió, le pareció una forma de fascismo.
"Fascismo puro y duro", le respondí yo.
Mas por vieja que por zorra ( o por las dos cosas) he conocido mujeres y hombres como la actriz. Sobretodo mujeres que siendo o no lesbianas, sienten animadversión hacia la lesbiana chico. Y he sentido el mismo asco que Rosa sintió en su fiesta cuando me lo han manifestado abiertamente o he visto salir el menosprecio pegando patadas.
Las chicas chico y los gays con mucha pluma, a alguna gente les tocan una fibra escondida, hija de mala madre. Hay quién se avergüenza de ellos. Y esto pasa en este siglo, este Agosto y a esta hora.
Por educación y modo de ver la vida, soy de las que creen que la tendencia sexual debe de estar por encima de uno ( O por debajo, je. Broma tonta)
Por este motivo no me es ni grata ni ingrata la explosión de colores actual, aunque siempre he pensado que los humanos deberíamos transcender lo puramente sexual, al menos hacia afuera.
Pero bueno, aquí estoy escribiendo este post.
No quiero ser aguafiestas, pero hay mucho camino por recorrer en esto de querer al prójimo como a ti mismo si eres de misa diaria, o lo de respetar a los demás, si eres de lo que eres.
Mas allá del sexo, de la raza, del pueblo donde has nacido, de la familia a la que perteneces, el lugar donde trabajas y de tus hobbies. Mas allá y muy cerquita...

2 comentarios:

la víbora dijo...

hablado y escrito queda..... ¿por qué el discriminado llega a permitirse a sí mismo discriminar? locura. el ser humano es torpe e ignorante a más no poder. algunos dicen que también es maravilloso.... quién sabe.

muá!

Txema Anguera dijo...

...más allá del espacio y de mi mismo, más allá de lo humano y lo profano.Soy parte de la vida,por el hecho se ser,un ser humano.