FESTA MAJOR

Imatge: cavalls de l´Ajuntament de Barcelona captats en exclusiva, -després de vestir-los i abans del trote públic a les Festes de le Merçè d´enguany-, per la Irma Coronilla.
Dos días y medio de Festa Major, tiro porque me toca, avanzo dos viñetas y me situo en el "Dia del Gos" Hay que ver lo que cuesta tener consciencia de la edad y la puesta apunto de la maquinaria cuando vas detrás de lo que te gusta. Ayer noche, en el Forum, mi amigo el espía y yo, rodeado de niñatas y niñatos, nos perdimos en las inmensidades cósmicas que nos sugería Vinilette, una DJ, que viene del hard rock.
Antes habíamos visto a Very Pomelo, con Xarim al frente, una banda de rumba rockabilly funky sploff pop post flamenco pasadobleíca que ha pasado a ser mi preferida por mucho tiempo. Dos ingestas musicales de primera calidad y vete a descansar a tu casa lo que ya no puedes defender, andando y meneando el trasero, por estas Mercès de dios.
El resto de Festa Major lo pasé el día antes haciendo de madrina con la Teresita, viendo los gigantes y cabezudos: "Vet aquí a Narcís Monturiol, vet aquí al Cerdà, al Senyor Esteve i la Llibertat de Gràcia..." cuando de pronto tuve que interrumpir mi discurso, al ver un cabezudo igualito a Rubert de Ventós ( hace años que no le quito ojo) que parado antes nuestras narices agitaba la manita como en una pesadilla pre menstrual.
Todo lo demás como en la Festa Major de todos: Urgentes ganas de orinar donde no hay donde hacerlo, el músico mas bueno del mundo perdiéndose en su trabajo sin poder hablar con él, tratar de aliviar a un hombre indispuesto al que la guardia urbana pide los papeles entre las convulsiones, hacer oído sordos a los jóvenes padres hipotecarios con vocación de pasmas que me dicen que la niña no puede estar en primera fila porque es muy alta, recibir fotos de las hijas de Zapatero en el correo (vivan ellas y muera la difusión) Arcadas de alma y aguijones sentimentales, que no quitan las ganas de vivir, si no que te afilan los cuernos.
Y en medio de la nada y de la Festa Major, conocer a tres seres humanos, hablar con ellos, catarlos un poco, y volver a casa sin tener consciencia de la edad y la puesta apunto de la maquinaria, ilusionada de nuevo, fresca como una rosa, a tender la ropa y poner a punto los folios.

1 comentario:

Antonio Alfeca dijo...

Lo de no tener dónde hacer las necesidades me ha recordado la vez que mis esfínteres se vieron sometidos a la mayor tensión jamás experimentada. Fue en mi tercer viaje a Sevilla, de vuelta de haber pasado la Semana Santa en Linares, para acabar el primer curso en la facultad de filología. Iba por Écija y noté alguna gana suelta de ir al servicio pero me fié de mi capacidad de aguante hasta Sevilla; sesenta kilómetros después, en Carmona, era un manojo de contorsiones de todos los colores; huelga decir que para mí, llegar por fin a la Estación del Prado fue mucho más que para los hebreos alcanzar la Tierra prometida. Y hace veintitrés años del episodio, pero como si fuera ayer...

(A pesar de todo, la maquinaria íntegra, fresco fresquito como una rosa, jajajaja).


Petons per a tu.