Mala Memoria

Tantos días sin escribir en el blog, por escribir fuera, y otras veces, aún escribiendo fuera, escribiría todo el rato en el blog. He estado hablando con un amigo al que hacía muchos años que le había perdido la pista; el Inspector Pectol, del Makoki, el José María Esteban, que ha dejado de beber y parece un pimpollo, que me ha contado, -rememorando, rememorando-, como al Gato Pérez le rompieron el cristal del coche a la salida del Zeleste y cuando el Gato ya se estaba cagando en la puta y en todo lo demás, bajo la atenta mirada de José María, vio como en el parabrisas había una nota escrita que decía: "Gato, lo sentimos, tío, no sabíamos que era tu coche." Eso de que los cacos se ponen sensibles ante el arte lo sabía de la canción de Sabina, e incluso me contaron la historia de la que partió la canción, pero lo que le sucedió al Gato no lo había oído en mi vida. Según mi amigo el Pectol miento como una bellaca, porqué ese día estaba ahí. Esto es lo terrible, que estaba y no me acuerdo de nada. Ni alzheimer ( Visca el Maragall!) ni otras patologías: el paso de los años. Puro olvido. Desde que me lo ha contado me parece que lo recuerdo. La memoria es un pez que pasa por tus manos. Desde que estoy acaparando anécdotas del rock, he llegado a escuchar la misma historia por tres personas distintas y siempre ha sido la misma historia pero muy diferente. ¿Deberíamos estar escribiendo blogs todo el rato, sin parar, como pequeños apuntadores de lo vital, para no olvidarnos de nada? Hacerlo, crearía puestos de trabajo. ¿Tu en que trabajas? Yo voy escribiendo la vida cortidiana de mi barrio. Qué bonito. ¿Y quien te paga? Bueno, lo dejo correr... Ah, he puesto un cuadro de Matisse, porque hace otoño.