Hijos del siglo XX

En unos días comenzarán a atormentarnos ( tormento porque hablarán mas quienes no saben que quienes sí) sobre el aniversario de la muerte de Michael Jackson, que como dijo mi colega Patricia Godes y yo coreo; marcó la muerte definitiva del Siglo XX; inflexión que en un ámbito mas cercano determinó la del  añoradísimo Antonio Vega.

El veinte ya pasó. Y si ya pasó, ahora es nuestro turno. Nos toca contarlo. Al menos el final. Lo que nos corresponde. Yo ya lo hice en una novela que le gustó mucho a la Luz y a otros amigos, y que le hizo "tantísima gracia" al Herralde. Somos ( que se sume al plural quién quiera) una generación bastante deshechable. Ha habido cuatro, cinco o seis portavoces insignes, pero por lo demás, mucha muerte a destiempo y mucho mas muerte fuera de hora, lo que nos ha acabado dando una imagen de desamparo y un extra de vanidad. Todo al mismo tiempo.

El rock fue la explosión cultural mas importante del pasado siglo y ahí nos quedamos atrapados un montón de los del plural; trabajándolo, componiéndolo, viviéndolo. Cuando la industria cedió nos quedamos como conejillos asustados. Hoy en día, de todo aquello, sólo quedan un montón de vivencias y una manera de ver el mundo.

Estos días estoy leyendo el libro que Jaime Gonzalo escribió sobre la Banda Trapera del Río. Está muy bien escrito, como corresponde al hombre Ruta 66, pero es de llorar. Episodios como el del Montoya; uno de los bajistas de la formación, que se volvió loco después de la mili, son para romper el alma ( Besos a Morfi que le ganó el pulso a la vida como un rey de reyes)

Recuerdo que a pocos meses después de que el Montoya volviera de la mili, o de que saliera de la prisión militar; porque a punto estuvo de quitarle la vida a un sargento o un general o lo que sea, me lo encontré por Las Ramblas. Iba muy deprisa y le paré; "Voy a buscar a estos hijos de puta que me han hecho la vida imposible", me dijo. No buscaba a nadie en concreto, sólo echaba balones fuera y miraba con unos ojos encendidos de dolor: "Voy a matar a un progre, -acabó diciendo- Ellos han hecho todo lo posible para que no nos tomaran en serio". Acabámos tomando algo en los Enfants y luego se fue con unos colegas. No daba pie con bola. El Montoya es ( y según dicen, sigue siendo) un hombre triste con una historia triste, pero la culpa no la tuvieron los progres. La culpa... Ay, la culpa... De no haber sido por la maldita culpa...

Los que quedamos de aquellos tiempos, vamos haciendo; un poco náufragos, un poco tristes, un poco locos y muy positivos. Nos ha llegado la hora de contarlo todo. Loquillo ya lo ha hecho en un libro que ha sacado Ediciones B. Sólo una parte, pero lo ha hecho. Por si alguno piensa, como Montoya, que la vida nos la diseñaron otros, que nadie nos escriba lo que hemos sacado de ella. Y si no pensamos como Montoya, lo mismo; aunque los editores nos sigan mirando con ojos de "vale, vale, pero no vamos a vender ni un sólo libro" y palabras del tipo : "Bonet ¿cómo puede ser que todo esto pasara en Barcelona?". Pobres progres barceloneses que catapultaron a otros progres listos fuera de Cataluña, obviaron a nuestro Truman Capote, siguen obviando a las maravillas de la Plaça Reïal y quisieron vivir como Kafka el terror de ser ellos mismos, mientras Puri les planchaba las camisas. Los que se quería cargar el Montoya; hijos del siglo XX, como yo misma y el plural que apuntaba al principio.

2 comentarios:

Viviane Vives dijo...

Y hemos cambiado el mundo, corazon; lo que pasa es que todavia no se nota demasiado:-)

Anónimo dijo...

hermosísimo texto que quiero ampliado, yq, en libro. yo me perdí esa época por salir catapultada de patada en el culo hacia madrid. besos