"PETARDUS"

Aviso: Este post pertenece al día de ayer. No lo pude publicar porque el señor blogspot estaba fuera de servicio. Me gustan los petardos. En realidad lo que me gustan son los "petardus"; en catalàn "avant la normalización".



Hay mucha gente a la que no le gustan los "petards", y yo lo entiendo, porque un "petard" es una cosa distinta a un "petardu"; pero no venía a hablar de las formas de hablar si no de la pólvora de la noche mágica de esta noche.

Cuando era pequeña y me gustaban los "petardus", tenía mucho quórum y muchos amigos con bolsas llenas de tracas y "dimonis" atados a la cintura, pero a medida que he ido creciendo me he ido quedando sola en mi afición.

La verdad es que ahora, tampoco me veo escogiendo con deleite los "petardus" mas petarderos de la parada donde los venden, para tirarlos a traición a los pies de los que temen los "petardus". Porque la cosa es esta. O lo era.

Ahora, con la "civilización", a los niños no les dejan asustar a otros niños ni a los adultos a petardazos, pero en mi tiempo sí.

De aquella "incivilización" en la que crecí, añoro los "petardus" y la magia de la verbena de Sant Joan que era la puerta al verano donde todo era posible.

Yo misma me "civilizé" después de haber jodido mucho.

Por poner el ejemplo mas cercano; cuando hube de educar a mi hija y a mi Max, les regañaba si les veía tirando "petardus" a traición: "Nenes, va, entrad a casa y no le tiréis mas "petardus" a la señora Aurelia, que está mayor y le va a dar un yu-yu", lo cual no quiere decir que no me sonriera hacia dentro, tan petarda siempre.

La gracia del petardeo es saber escoger la ocasión aunque esto implique "traición", pero eso era antes, cuando era una niña "incivilizada" y muy traviesa.

Con los años se impone el respeto, aunque sigo preferiendo los niños "incivilizados" con los "petardus", a los niños "civilizados" sin "petardus" y muy "incivilizados" por padres desprendidos o adoradores ante los frutos de sus polvos.

Ya se que todo lo que digo no es políticamente correcto, pero es la gracia de esta noche que se avecina.

La gracia que me hace gracia mí, claro. No la gracia en general. Aunque sin la "gracia" que predico no le veo la gracia al petardeo.

Supongo que es porque crecí en un mundo donde lo mas desastibilizador y osado era tirar un "petardu" a los pies del tendero que nos echaba a collejas de su tienda. Éramos animalitos locos poniéndonos a prueba para el juego de la vida, donde la única "traición" que se concebía era el petardazo.

Hoy día, las traiciones nos acechan y nos cuesta distinguir maldad de travesura y susto, de susto contento.

Yo, por si acaso, por si esta noche me sobreviene la "incivilización", ya le he pillado prestado un "petardu" al hijo de una vecina que venía con muchos en una bolsa. Al principio no me lo quería dar, pero le he hecho el gesto de la colleja y a continuación le he llenado las manos de chuches.

Mientras escribo este post le oigo reír como un descosido con sus hermanos después de cada explosión. Ha estado a un tris de prender fuego a una de mis camisetas preferidas que tenía en el tendedero. Le he regañado, pero no he podido si no darle la razón, cuando el chaval, -al que su madre le cantaba las cuarenta a grito pelado-; ha exclamado "!Claro que he sido yo ¿Pero a quién se le ocurre tender ropa por Sant Joan!? ".

Me ha dado un subidón comprobar que todavía hay niños a los que no les asusta dar la cara, aunque tiren "petardus" a "traición".














































1 comentario:

Anónimo dijo...

ché que bó! Carpinteros en mi época de sustos a traición con grácia andaluza en tierra de valencia. Magda, semos mushos con la cara por delante. Un abrazo. Julio redondo