A saco


Para M. J. que me dijo que ayer también tuvo la sensación de que fue miércoles de ceniza.



Ya no soy trapecista. De la cuerda mas fina a la soga de esparto, ahora estoy a buen recaudo y solo guardo las zapatillas huyendo de puntillas.
El asunto no es bailar por bailar, pero a ellas ¿que puedo contarles? Imaginan la vida en movimiento. Así la queremos, todos menos quienes pretenden imprimir su propio ritmo a las cosas y a la gente.
Intentar marcar el ritmo de algo que camina es querer imponer la ley del vacío.

Ahora soy malabarista. No puedo despistarme ni un segundo. El error que nos hace  humanos, para la vida. Para el arte y en el trabajo, el error nos hace humanos y encima desilusiona. ¿Algo mas sórdido que una tarde de circo con un trapecista caído? Cualquier cosa nos da la dimensión de la vida. No hay que preguntarnos tanto por la razón de esta existencia. El circo es esto.
Mauri Palau, en el facebook, ha subido un vídeo de Marco, el de los dibujos animados, y se hacía cruces de que no hubiéramos salido depresivos. !Si es que lo somos! Con toda la precaución que da hablar de generaciones, pero la nuestra atisba el suelo antes que el cielo. También puede ser lo de la botella medio vacía y la otra medio llena, pero la cuestión es que no nos hemos significado mucho. A nivel popular, de enjundia; cuatro. El talento está diseminado, dispersado, atemorizado y debe de ir tras de Marco, que tenía su propia Itaca en Argentina. Yo la tengo tan cerca que a veces ni la percibo, pero ahora se me ha sumado una incógnita. No se cual es su plato favorito. Conocerse y conocerse para bien reconocerse. Ayer dije que quizás no escribiría en mucho tiempo y ahora estoy perdiendo el tiempo, antes de acostarme, tratando de entender, haciendo montones de palabras. Aquí voy dejando las que se escapan en un discurso tan cr´ptico como necesario.
Las zapatillas vienen hacia mi y les digo que mañana será tiempo de correr. No se si algún día me darán un premio por este blog. Yo quiero el de Barcelona confundida. La ciudad aulla y sólo adquiere su significado de día, entre las burocracias y las prisas, donde, el mas listo, para un momento y pide, en una heladería, uno de chocolate con guinda. Y nos mira pasar. A los que escribimos blogs, a los del mercado, a los de las farmacias y a tantas zapatillas que corren, felices de no correr riesgos en el trapecio, detrás de Marco y de la infancia siempre.

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