Trabajo y evasión



En Madrid, muy cerca del Museo del Prado, hay un tejo cuyas ramas crecen hacia abajo. Cuando parece que están a punto de tocar el suelo se tuercen hacia arriba y dibujan bellas formas. Parece un árbol al que se le levantan las faldas.
Su forma singular dibuja una concavidad, un hueco, una casita de gnomos en su centro, y ahí es donde a veces voy cuando me evado.
Ahora, y por un tiempo, no me será posible. Necesito trabajo, aquello de la dignidad; sabéis bien de qué hablo. La evasión no es posible si no hay curro, porqué por mucho que me lea las revistas de los diarios y las revistas mismas y vaya de asiento en asiento por cien salas de espera hasta empollarme todo lo que cuentan las secciones de psicología ( las que ahora están de moda y están en todas partes) no acabo de pillar el resuello (!ay primavera, cómo te echo de menos, la que llega a nosotros con su nave de fuego) necesario cómo para ser la mas emprendedora, la que mas se ama a si misma, la que se dice cien veces al día: "la crisis está afuera y no formo parte de ella", la que cuida el talle y la que tiene que aprender a evadirse a pesar de todo.
Estas páginas de psicología, en las revistas de las revistas, tienen un pase y tendrán su público, pero en las revistas de los diarios, me parecen obscenas, fuera de lugar y prepotentes. Te lees el periódico de una tajada y sólo que hayas aprehendido en tu interior un tercio de tercios de lo que cuenta, que luego te vengan luego con el ale-hop de los manuales de auto ayuda, da grima.
Ya sabemos que a pesar de todo y con todo y mejor con menos, hay que tirar adelante. Tengo dos amigos que cada mañana me lo recuerdan con un chute de fuerza en la sien, pero de aquí a querernos a todos san punset a pesar de los recortes sociales; con el cólera, las iglesias, los dioses y los desahucios, hay un mundo de trayectos de metro con ratas y prosa de la supervivencia que no tiene nada que ver con la autonomía de los primeros años de vida. O sí, pero sólo para evitar desastres.
Hay que ser positivo. Yo tengo que ser positiva. Tu tienes que serlo también. A pesar de que la positividad puesta a vivir te pegue un bofetón en mitad de la cara, hay que ponerle la otra mejilla al positivismo. Rezar todos los días: Somos energía y estallará la guay, la del confetti, la de la evasión y el tejo. Pero es que no pedimos tanto ( somos mucho) sólo un poco de curro y lo otro nos lo hacemos solos. ¿No veis que estamos muy domados y nos reímos por cualquier tontería?  No echamos pesticidas a las plantas, sabemos rectificar, nos amamos como locos a nosotros mismos, adelgazamos de puro nervio, perdonamos a nuestros mayores y alentamos a hacerlo a los mas jóvenes, cruzamos la calle en verde, no rompemos la armonía universal, cocinamos sin sal y sólo cuando nos lo indican y nos toca, por salud mental, aireamos la obsesión con las faldas levantadas. 

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