Espejos


Tengo un amigo de natural mandón que me dice que cuando escriba en el blog no cite a la gente. Que a si fue pepito o menganito quién me dijo "qué" para conducirme "a", a él, como lector, no le aporta nada. Que lo que le aporta es lo que cuento. Cada uno tiene su propio punto de vista sobre las cosas. Lo importante es nombrarlo. A mí, por ejemplo, el otro día me llamaron rubia. Y me llamaron mas, me dijeron que con los rayos centelleantes de mi dorada melena, puedo llegar a joder la vista ajena. Vale, bueno. Lo importante es que me dijeran algo. La palabra es la que te sitúa. Luego, igual te pones a hurgar en la cosa y acabas admitiendo lo que te dice otro colega ;-el que guarda en dos cigas todo el tiempo transcurrido en común desde los diecisiete años-; y lo que te dice tu misma experiencia, que siempre me habían reprochado un moreno demasiado intenso, e, incluso, con la edad, hay quién me ha puesto en brete el color oscuro del tinte. Aunque no te reconozcas en el retrato, la palabra te sitúa. Una palabrita y nada mas, por mis churumbeles, luego, si quiere le leeré la mano...

El amigo que dice que no diga nombres se llama Alfonso y es nada menos que el cuñado de Montse Renom, prestigiosa pediatra que nos ( éramos cuatro mujeres charlando hasta altísimas horas de la madrugada) contó lo de las células espejo. Las células mirror. Antes de contar lo que eran, Montse nos contó lo que no eran, o mejor dicho, nos dijo que no deberíamos confundirlas con las del deseo, o al menos, desecharlas como tal si no se trata de un deseo boumerang de los que crecen hogueras. Un célula espejo, muchas células espejo de uno, se mira en las células espejo del otro y se gustan. Estos jodidos científicos nos están recortando la capacidad de elección a marchas forzadas. Sublime la frase que Punset ha escrito para una camiseta. Este es el slogan que si quieres, puedes llevar colgado en tu pecho. Lo cito de memoria. "¿Quién eres? Tus células no lo saben". Imagino una versión mas gore: "¿Quién coño te crees que eres si hasta tus células pasan de ti?"
Con lo fácil que es sentirse poca cosa, con el cólera arrasando en Haití y nosotros aquí, contando las monedas que nos quedan para comprar la liana del árbol de navidad, y ya sólo nos faltaba el dictamen de los que saben bien de que va la cosa de adentro y del magín. Somos un suspiro, si es que llegamos a tanto, pero si existe la ventura de tener cierta armonía celular afectiva, podemos llegar a ser poco mas que nada y un suspiro: Somos células espejo en las que nos reflejamos para agradar o para desagradar. ¿No os ha pasado eso de que véis a alguien y ya le estarías rodeando el hombro con el brazo? La versión negativa no la describo, que hoy es día de abstinencia, de ayuno, de malpensamiento unidireccional ( de uno mismo hacia si mismo. De uno a la célula del votar mañana) y daría ideas.
Poéticamente no acabo de ver cómo dará el asunto de las células espejo. En el tema de amoríos, la frase de "tirar los tejos" no acabó de cuajar en la poesía. Demasiado prosaica.
El espejo, antes del hallazgo científico, ha sido un recurso poético del mil, exagerado. Para nombrar el amor erótico, para nombrar la amistad, los desacuerdos, los líos, los ovillos de las melenas de las rubias y la compañía que me hace mi gato. Sus ojos, cómo un espejo.
Añadir la palabra célula a la poesía será una osadía. Por si acaso, me da por ensayar, partiendo de la base del nuevo mas que nuevo y neo lenguaje poético actual de la descripción, que no es tan nuevo ( ver el Heroin de Lou Reed) pero sigue siendo actual.



Mis células espejo andaban agitadas,
el voltímetro me dio la medida
debías de andar cerca,
sólo que no te conocía,
no sabía quién eras
y cuando te vi
no podía dar crédito,
ni aval,
ni firmar nada,
mis abogados no me lo permiten,
nos han deshauciado tantas veces
que los niños se creen que viven en los escaparates:
"Esta cama es la que tuve el año pasado",
dicen.

Cuando te tuve delante
supe que eras tu
porque venías
con la lírica de otros tiempos
y la acuciante necesidad de vivir el instante:
Rimbaud: Mojar en el vino la cabellera.
El poeta no dijo de qué color.
Yo creo que era rubia.

Las células espejo
no paran de molestarme,
bloquean el intestino.
Hay mucha gente
que tiene las mismas que yo.
Ambos lo sentimos.
Las cosas son mas fáciles
desde que se que existen,
y cada noche,
antes de dormirme,
le doy gracias a la ciencia
y exorcizo a tu oftalmólogo.










3 comentarios:

Anónimo dijo...

yo te llamo guapa

Ramiroquoai

Anónimo dijo...

yo te llamo guapa

Ramiroquoai

montse renom dijo...

Preciosa Magad, de fet ni idea si existeixen o no aquestes mirror cells..i si hi son ..prefereixo pensar que aquestes celules es limiten a materialitzar la idea mes poètica, que m'agrada mes, de animes, energia..com ni vulguis dir..que conecten..que es reconeixen..i al trobar-se..no poden evitar abraçarse..
Montse Renom