La música está a todo volumen y siento que hay que estar muy de la olla o muy suelto o muy madrugada para elegir los temas como lo hacen unos amigos que hoy, -viernes noche-, hablan en el sofá de casa mientras yo escribo: “Para el blog, dejadme en paz. Escribo para el blog.”
Les he mirado con ojos de vale ya, faltaría más y no me vais a pedir formalidad a estas alturas. Desmenuzaros, dormid, gritad. La amistad es esto. Tengo un montón de recuerdos de esta clase; la semana me los ha devuelto, pero el hoy también está preñado de esta forma de estar, tan cómodos y tan risa, tan de cualquier modo y de cualquier parte y todas las casas son nuestras.
Abro los brazos; en una mano sostengo el demonio y en otra el ángel. El demonio es liviano cómo su propia mala leche. La mala leche cansa, agota, te deja físicamente K.O. No hay nada que sostener. Duermes y purgas.
El ángel, en cambio, pesa, rompe la cuerda del vals y te lanza a vivir detrás de las libélulas. Anda y volemos. Mis amigos dicen cosas de muy tarados. Pasan de un tema a otro. Recortan las tijeras y se divierten con sus propias bromas. Los mataría a besos, pero no es cuestión de romperles el rollo, con su Antonio Machín y R.E.M. y ¿Qué narices es esto que está sonando?: “No me vas a decir que no le reconoces.” Y tu, dale que dale. A este no le conoce ni dios. “No, que va, es un discípulo de Chuck Berry y el Sorderita.”
Hay que estar muy perdido para reír según qué cosas. Se han bebido muchos vientos.
Pienso en los amigos que no están porque es físicamente imposible y en los que no están porque la geografía lo impide. Hoy ha sido el cumpleaños de Babi. Me basta poner una mano contra la nariz para oler el mar, el alquitrán y las frutas de la pasión de la Habana.
Babi "la" pasaría bien, iría desplazando el sofá, cómo hacen estos, y los cojines se irían cayendo al suelo: “Podrías clavar unos clavitos aquí y allá. Mañana los traigo.”
No claves nada, que así barro, así así. Si no tuvierais el culo tan movido, el sofá no se pondría de cara a la pared contraria.
Esta tarde he sostenido el último vinilo de la Cathy ( Claret) con sólo poner una chincheta larga y amarilla en el círculo del centro. Me dicen que queda bonito, pero los discos no tienen que estar colgados en la pared, los discos se pinchan. Insisten sobre trivialidades.
“Calla y bebe”: Algún día también a ti te haré un buen cuadro.”
Ser para sólo estar y estar para ser lo que somos. Sin jueces ni periscopios ni cámaras ocultas. Ser huella de un dedo en la nariz, de un beso fugaz, de un hombro que se tensa para acogerte. Ser huella y ser hombro. Y si hace falta desplazar el hueso, desplazar el sofá, tirar los cojines...
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