Alegría y misericordia




Volver al blog después de una semana de sequía en el blog y escribir durante dos horas dos en un archivo en el ordenador como si me fuera la vida en ello, para luego sentir que nada de lo escrito es publicable, por íntimo.
Escribir para comprender y comprender para mejor vivir. De esta semana guardo un ir para arriba y para abajo con entusiasmo, la visita de un amigo y un momentito enano, diminuto, efímero e intenso de fulgor. Conocí a una persona muy lista, que, encima, trata de ser justa. Fue un visto y no visto tras una pequeña conversación. Estas cosas que ocurren y que no te atreves a hablarlas con nadie para que no se sobredimensionen. Un lugar y una alegría donde apalancarse un buen rato.
No ocurrió nada más y no hablo de amor. El amor está en su hamaca. Se balancea con una pierna fuera de la red que utiliza a modo de remo.
Hablo de un instante células mirror o no sé qué narices pasa cuando estás ante alguien que brilla un brillo que te alumbra.
La persona en cuestión es una persona con poder. No es un poder político, pero sí de gestión. No nos hemos de volver a ver, no tenemos nada entre manos. Un momento gnomo saltarín y nada más. Y nada menos.
El día que pierda la esperanza hacia el ser humano, voladme los sesos sin contemplación.
No hay notario que recoja este tipo de deseos. Dicen que es poco valorable. Yo creo que si. El día en que alguien solo se siente capaz de amar a los suyos se nota, aunque también es cierto que los pódiums están llenos de gente que solo se ama a sí misma y se les llena la boca hablando de amor universal y de dignidad de los pueblos.
A alguien le darán el pego.
Del movimiento 15-M (la joven de casa está hoy en Madrid, en la Puerta del Sol, con la “columna” de Barcelona) tomo algo que no paro de oír: “¿Qué diferencia hay entre la derecha y la izquierda?” A veces me molesta la preguntita de marras: “Collons. No es lo mismo un Ayuntamiento gobernado por el PP que gobernado por el PSOE”, afirmo. La que parí me responde mordaz: “Pero si tu no aguantas a los sociatas...” Y yo respondo: “Eso es otra cosa...”
Pretendiendo la revolución, los chavales del 15-M han hecho suya una consigna: “No es la crisis, es el sistema”. Yendo a la punta del vértice, la cosa sería: “No es la crisis ni el sistema, son las personas”. He adelantado cien casillas en una sola tirada.
Yo siempre lo he vivido así. No lo he visto, lo he vivido. Directamente.
Lo que digo no deja de ser tanto una utopía como un lugar común con que despachar la conversación airada de un taxista de discurso incoherente.
Será que la semana ha ido a lo esencial y no estoy para boleros si no es para bailarlos tocando de pies al suelo. Será que el encuentro con la persona que menciono y no menciono me dio un empujón de esperanza. Es bello reconocer seres humanos. Tendré que encontrar un notario capaz de comprender estas historias. La pistola la pediré al vaticano por carta certificada. Ante la ingenuidad y la falta de amor al prójimo, un balazo de misericordia.



















4 comentarios:

cabezapie dijo...

enhorabona pel moment gnomo i etern. I de lo altre...sí, ja t'entenc.

Marta London dijo...

Como me gusta leer las reflexiones de alguien cuando son inteligentes y están escritas además sin dejar de lado el corazón.
Mis amigos me dicen que divago demasiado...yo que me gusta ver todo desde mil puntos de vista, como este.
Me apunto a tu blog, desde Londres, para no perder eso de sentirme alejada de lo que ocurre allá. Por cierto...me indignaba lo de PSOE y PP la misma mierda es...y mucho.
Y tampoco he votado al PSOE siempre.
Gracias por tus líneas.

Anónimo dijo...

I love you, Maga

Cristian

Anónimo dijo...

Que no hablas de Amor?, para mi si. Algún tipo de amor de los muchos que existen. Hay que enamorarse de esas personas que, sin pretenderlo, brillan tanto que te encienden el alma y te empalman las emociones. Se cruzan en tu vida, se quedan o se van, pero siempre se mantiene íntimo y vivo ese encuentro en tu historia mientras sensaciones cálidas te recorren cuando las piensas.
Gracias Magda, encantada por hacerme rcordar, ahora mientras te leo, a los míos.
Un beso, Pilar.