bye, bye, Amy Winehouse




No era una artista hecha a medida de nadie ni de nada, ni la ha matado la industria discográfica. Ni el mundillo musical. Más bien fue ella quien puso fin a las grandes ventas de las compañías discográficas, pero lo hizo como han de hacerse estas cosas; vendiendo mucho, gustando a casi todos, conciliando los gustos de muchas generaciones, a melómanos de todos los estilos y tantos otros despistados.
Amy era una gran mujer en un cuerpo pequeño, que, encima, no se gustaba. El éxito le vino muy rápido. Le llegó al mismo tiempo que la vida, vida; cuando has de aprender a conciliar qué quieres ser, como quieres que te vean los demás y que es lo que te gusta de verdad. ¿Quién puede gestionar un éxito social antes de haberse dado los primeros arrullos y colgarse las primeras medallas? Si eres débil (debilidad es duda y adicción, huída) y no te pone el brillo de los lingotes de oro, puede resultar muy difícil. Quizás acabo de clavar una púa explicativa sobre el maldito club de los veintisiete, pero tanto me da. No sabéis como odio a este club y con qué malos modos me encararía a él si pudiera. Todos tenemos amigos muertos a los veintisiete. O amigos muertos jóvenes y basta.
Cuando morían nuestros amigos, como ayer lo hizo Amy, no nos parecían tan jóvenes como hoy nos lo parece esta chiquilla que se crecía en los escenarios, con su voz profunda de contralto, haciendo guiños al reggae y al ska, desde el jazz de su infancia al soul que la encumbró. Una tristeza de ¿Por qué no podemos parar este tipo de muertes que vienen obscenas, flirteando? que me viene de cuando yo también era joven, me ha sobrevenido estos días. La he dejado pasar escuchando mucho a Amy Winehouse y no, no no. Venga a hacerle coros: Nou, Nou, Nou.
Lo curioso es que la muerte de la cantante inglesa de procedencia judía, haya acontecido el mismo fin de semana que los chicos del 15-M han llegado a Madrid. Mi hija, que no me llama nunca y menos cuando se larga, -como le corresponde por filiación-, me ha llegado a llamar por cosas bien nimias. Quería trasmitirme su emoción. En una de estas ha salido el tema de la muerte de Amy Winehouse: “Estarás un poco turbada”, me ha dicho. Le he respondido que creía que ella también. Me ha respondido que sí, a pesar de que lo sentía como una muerte muy anunciada. Y ha terminado por preguntarme ¿Qué edad tenía?
Los dos discos de Winehouse son de los pocos que podemos compartir sin pedir tanda para el siguiente cuando coincidimos en casa.
Descanse en paz y en la gloria más alta y que nos mande pajarillos del nido de su moño. Pájaros que canten y duden.





2 comentarios:

Mariano Muniesa dijo...

Hola, encanto.
Pues perdóname por la discrepancia, pero aun sintiendo profundamente la muerte de cualquier persona, y más la de una aspirante a artista, creo que sobrevaloras su -supuesto- talento y su igualmente supuesta calidad musical. Esta pobre desgraciada nunca me pareció otra cosa ni demostró ser otra cosa que un frame de video-clip, alguien que quería vender el rollo de mujer maldita al estilo de Patti Smith, Keith Richards o Lou Reed sin llegarles a la suela de los zapatos a ni uno de ellos.
Puedo perdonarle a cualquier músico cualquier cosa, excepto la falta de respeto y la falta de profesionalidad con la gente que paga una entrada por verle en un escenario. Janis Joplin, que murió en unas circunstancias probablemnte similares a las de esta muchacha, JAMAS arruinó una actuación ni se arrastró vomitada y borracha por un escenario. En el backstage se meteria lo que quieras, pero nunca hizo el ridículo ni estafó a quien pagó una entrada por verla. Y esta niña, en directo era simplemente patética.
No convirtamos en mitos por su temprana muerte a quienes demostraron en vida que nunca merecerían serlo. Piénsalo, Magda.

Magda dijo...

Querido Mariano, esta vez estoy totalmente en descacuerdo contigo.
Desde que supe de ella sentí su taleto. Su voz era excepcional, con aquellos registros capaces de emocionar y dar la amplitud de las mejores voces negras del soul. Como compositora tambiém me quito el sombrero. Sobre el paralelismo que haces entre Wineehouse y Patti Smith o Lou Reed, decirte que me parece más bien desafortunado. Patti Smith y Lou Reed siempre tuvieron un calado más intelectual, algo que Amy, de tenerlo, nunca exhibió. la inglesa estaba más preocupada por los lenguajes de barrio y la música jazz y soul que por contravenir normas musicales como hicieron los yanquies que citas.
Me temo que Winehouse estuvo más cerca del sueño de Fama, que rompió, que de ninguna contracultura.
Y sobre lo que dices de la Joplin y ella en la cuestión de drogas, no seamos inflexibles, mucho más cuando ellas no lo fueron con sus vidas. Me temo que ningún drogadicto de alto voltaje esté en disposición de medir su profesionalidad. Otra cosa es que tuvieran a alguien al lado que les dijera: Tu no subes ni de coña. No me interesan demasiado las bochornosas anécdotas de conciertos de talentos mermados después de una ingesta de mierda, que han protagonizado casi todos los que se dejaron llevar por ella, desde Morrison a Cobain. Si a la Joplin nunca se la vió "mal" en ningún escenario, lo celebro por ella y por su público, pero me temo que trás un pico o lo que sea nadie está en disposición de preguntarse si debe atender así o asá a su público.
No quiero ( ni puedo ni ganas) convertir a nadie en mito. Si ayudo a coonevrtir en mito a Winehouse deseándole larga vida en el otro mundo sólo es porqué la celebré mucho cuando estaba en este.
Gracias por debatir en el blog, Mariano. Hay un video de Amy con tus amados Stones haciendo un mix, que es una maravilla. Salud y hasta muy pronto.

Magda