Rabia (2) y guiñoles


Señores del guiñol francés de canal plus; dejen de mofarse de nuestros deportistas y manufacturen inmediatamente cuarenta y cinco millones de muñecos que vengan a representar, -cien mil arriba, cien mil abajo-, el censo de habitantes de nuestro país. Cuando los tengan confeccionados como ustedes saben hacerlo ( pueden encomendárselo a Paco Rabanne, Francisco Rabaneda de nacimiento y de origen vasco) pongan un montón panza arriba; los del Poder Judicial, los del Poder Poder, los del Santo Poder, los que no entraran jamás en el reino de los cielos porque no hay aguja que enhebre tanto camello y dirijan sus caretos dirección islas Caimán, de donde habrán de salir  otros muñecotes viles, un Franco resucitado con Fraga Iribarne haciendo palmas y así hasta que se vomiten de hacer gente sucia con trapos empapados de sangre.
Pongan otro montón de guiñoles panza abajo, cerrados a cal y canto en sus casas. Jaulitas de aluminio hacendadas y pájaros enjaulados.
No dejen de confeccionar la indiferencia para la cual habrán de usar un hilo de triple vuelta y costureras avezadas a mover la tela de las cosas con la fuerza de sus manos. Si van justos de peña, les podemos mandar un buen tropel de mujeres y hombres currantes y feroces. Tengan a bien comunicárnoslo.
El último montón, unos cuantos millones de muñecos, háganlos con los rostros desencajados, el cuerpo con tela de arpillera y los pies avanzados respecto al cuerpo, como para salir a la calle todos juntos con un grito de hilo de caña de pescar en las gargantas.
Dejen unos cuantos trajes de confección para un cacique de chiste del tebeo envenenado, en un balde de la ropa sucia, y esperen nuevas órdenes si es que antes no les atufa el edificio entero de la televisión y tienen que evacuarles.
Del mismo modo, dispongan una toga negra de jurista a los pies de la Virgen de Lourdes y mándenos un dossier completo y detallado de su historia con la monarquía.
Después de haber manufacturado pacientemente pero en un solo día los cuarenta y cinco millones de muñecos, entierren el material sobrante en el suelo. Hagan una fosa común con los destrozos, no teman represalias.
El pueblo español les agradecerá la atención. No lo tomen a guasa. No estamos para tontadas. Tenemos el alma partida y si nuestro gobierno les insta a dejar de mofarse de nuestros deportistas, nosotros, el pueblo al que tratan de dopar, les pedimos encarecidamente que empiecen a mofarse del deporte nacional del gran fascio y nos hagan guiñoles, nos den sustento, chauvinismo y entidad, mientras intentamos soportar tanta inmundicia.

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