Grecia, The Final Countdown


Foto de Nazario de la manifestación en Barcelona  el lunes de esta semana, en contra de la Troika y a favor de Grecia


“Si falla el euro fracasa Europa”, dice la Merkel desde su despacho después de haber hecho los ejercicios diarios de rehabilitación de pubis, que lleva realizando desde que se pegó la gran morrada, esquiando sobre nieve. Y añade, dirigiéndose a su peña.  Decidlo al mundo. El secretario está por escribir que si el pubis de la Merkel hubiera funcionado debidamente alguna vez, ni Europa ni el euro ni casi nada fracasaría, pero hay tanto pubis desubicado que si no hubiera sido el de Angela habría sido otro el que ahora tomaría asiento  sobre el cuero del sofá, cargando labio a la derecha.  Una estudiante que lee estas palabras en la Cuesta de Moyano a través de su tableta siente que Europa no es un montón de países, si no una entelequia de los ricos, desalmados capitalistas, que es lo mismo que piensa Aznar y su corista, la Cospedal, esta mujer que hace crecer la misoginia y ahora me saldría la letra de un merengue bailongo, solo que todo está muy jodido como para ponerse a bailar y esta tia no se merece un la la la.
En Grecia han montado un referéndum para decidir si se quedan o no en el euro y esto ha hecho bajar el IBEX. Le dice un gestor a un jugador de fútbol de primera división. El futbolista, absorto ante una pantalla donde meten goles, le responde que lo que tienen que hacer es quedarse con el euro, porque cree que es uno. Luego se rasca los huevos.
Hércules se saca el polvo ante el espejo y los mitógrafos desempolvan sus plumas. Un chavalillo barcelonés que escucha lo que hablan sus padres en la mesa dice que él también habría votado a Chiripas. Los padres se ríen. Esta es, de momento, la única riqueza de la pareja.
Krugman, el Nobel de economía, escribe en el New York Times que todo esto es un atraco al pueblo, a los pobres, a las políticas de izquierda, a la esperanza. El votaría que no en el referéndum. Y da buenas razones.
Rajoy dice que para premio Nobel el nuestro (no recuerda a Aleixandre porqué otrora sus poemas le pusieron cachondo)  y pretende que la viuda de Cela diga que Camilo entiende, desde el más allá, que los griegos gobernantes son unos irresponsables porque no se tiran pedos en las mesas de sus anfitriones. Pide titulares sobre eso en sus diarios. Sus asesores le recuerdan que Cela era un bruto, y encima le dieron el premio por la literatura. La niña de Rajoy  siente que el Nobel, a Cela, también se lo dieron, subrepticiamente, por la economía.
Letizia, la reina, y Leticia, la Sabater, se miran el himen porque hacen una regresión para recordar de donde vienen.
Al otro lado del sueño, los obreros del mundo, de cuando había tantos y se sentían orgullosos de serlo, mandan hoces a los obreros del mundo actual, donde vivimos un montón. El cielo se colapsa y se intensifica la ola de calor.
Los que duermen en la calle en invierno hoy la sudan al raso. Uno de ellos busca en la basura y llegan los municipales. Te vamos a poner seiscientos euros de multa. Y el tipo se pone a cantar el ay, Carmena, mientras los polis se van después de realizar un ejercicio de proximidad y cae una botella.
El miedo se atrinchera. Tiene miedo el que tiene miedo de perder y no quiere compartir ni lo que debe. En este momento comienzan a sonar canciones de Mecano y Ana Torroja se justifica. No sé porque me hicieron una investigación fiscal. Yo nunca he defraudado a nadie, le dice a la jueza. Mujer contra mujer.
Y en un taller vacacional, los niños, a instancia de la maestra, aprenden los nombres de los países europeos, que ha puesto en fila, como los sioux de plástico al ir asaltar un fort apache ¿Qué país  viene después de Grecia? Un chaval no atiende, escucha a Europe por el walk man. El tema es The Final Countdown. Estos tipos de Europe siempre fueron los majetes del heavy metal, pero hacían canciones muy pegadizas.

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