Y ahora soy un seiscientos. Y ahora soy Guillermo Zapata



                                                                óleo de Nana Beltrán


La vida también es esto. Repites un chiste, pasan cinco años y cuando estás a punto de pisar la escena, viene doña intransigencia mala del copón bendito, venenosa, y se multiplica. Tu pides perdón, porque eres humilde y comprendes, pero ellos no. No lo ven desde tu punto de vista, no quieren enterarse de tu gallardía al hacerlo ni han sentido nunca aquella sensación de gusano en la conciencia que no debería serlo tanto, y entonces, van y te crucifican, porque lo que tú dices de risa y en un momento "loko", humano, ellos lo hacen en serio, todo el rato, menos para lo que les conviene.
La maldad es un asunto muy serio y va unida a la manipulación. La manipulación está en la derecha, en el centro, en la izquierda y bienaventurado sea el que tenga que pasar la vida así, sin posibilidad de exponerse, de reírse, de darse, venga retorcer la madeja.
Yo he metido a mil catalanes (ergo yo misma y no me vengáis con zarandajadas de que no escribo en catalán, porque lo escribo y lo he publicado) en un seiscientos al drink de una moneda de euro lanzada en su interior por una mano generosa. Me he reído de judíos, moros y cristianos y lo seguiré haciendo, pero nunca he deseado la muerte de todo el gremio de arquitectos como la Aguirre deseó, a voz en grito y con cargo público. Me tuerzo. No es buscar lo que hace el contrario, es no tener que dejar de hacer lo que hacemos muchos.
Tampoco he mandado a tomar pol culo a alguien porque me parezca cursi su contribución a mi sueño, que es lo que he visto a hacer por hacendados redentores de lo público en lo privado.
Sigo torcida, haciendo su juego.
Hay que limar esta ingenuidad que no lo es, y es más una desposesión de úlcera sangrante que otra cosa.  
Y a lo mejor no es acertado un tuit de hace cinco años. O un comentario. O un becario.
A lo mejor no siempre son acertadas las cosas que hacemos. A lo peor, también.
¡Pero hay tantas otras cosas en el mundo!  digo, parafraseando a Borges, cuando creyó que quizás ya no podía volver a ser feliz y quizá no le importaba.
Mira para adentro y carga con tu cruz, canta Loquillo en el Hombre de Negro.
Hoy, la cruz está en el sobre enfoque de la hipocresía sobre los pasos del perroflautismo agrupado en los lugares del poder. No sabéis cuánto me he reído de los perros flautas y del quince eme y del papelón de mater amantísima invasiva que me llevaba a ir a las asambleas con un bocata que le pasaba a mi hija que trabajaba en una comisión y dormía en un árbol ¿Tú crees que es serio dormir encima de un árbol? Ahora iremos a enseñar a fabricar casas en los ídems por estos mundos de dios. Bájate de la rama, querida Chita. Cada uno sabe lo que tiene en casa, y ellos también, solo que no lo cuentan o le dan brillo para exhibirlo.

A partir de ahora, ya lo sabemos, no os equivoquéis en nada, hermanos, pero en nada de nada. Borrad los tuits, cerrad el facebook, contad hasta tres, morderos la lengua, o vivamos como si todo se fuera a acabar mañana, que es lo que nos gusta a hacer, pero plantando la cara a toda esta escoria que para no ensuciar va a cagar a casa de otra gente. Esta también es una canción y es de Serrat. Dime de donde bebes y no te diré quién eres, pero sí,  si me muestras lo de adentro. O si lo escondes.

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