DIOS!

El triángulo con el ojo omniscence de Dios, tal era el Dios que se representaba en los libros de religión en mi infancia, aunque la trinidad y la fuerza tri viene de muy lejos.
Al dibujarlo, de niña y porqué me daba yuyú, así, de cíclope soso, siempre le añadía una sonrisa, nariz y orejas, cosa que me valío un halago de una catequista mayor, y un requiebro que no se hizo colleja de un sacerdote que no era Mossen LLuís, que fué el que me bautizó, me dió la confirmación, me dejó vender en sus tómbolas y no me casó porque el milagro de la vida eterna no existe.
El caso es que a esta sociedad nuestra sólo le faltaba, en tiempos de marrón ( opto por intentar mentar la crisis lo menos posible, con el fín de exorcitarla, aunque no siempre lo consigo) que unos payasos comiencen a tomar los autobuses para poner en duda o en liquidación el nombre de Dios.
Tengo una conocida muy pelma, -de esas que se ilusionan por todo-, que me dijo: "Qué bonito que en lugar de publicidad, publicidad, hablen de Dios en los autobuses". A los pelmas no hay que faltarles al respeto, pero sus palabras me enfurecieron. La pobre veía altruísmo detrás de estas campañas que ni dios sabe quién financia ( ni las unas ni las otras) donde yo sólo puedo ver el egoísmo reconcentrado del ser humano llevado a un límite de absoluta pobreza moral.
Porqué creer o no creer en Dios no es para decirlo en una valla publicitaria previo pago.
Entiendo las manifestaciones exaltadas de los que lo escriben en las puertas de los baños, pero creer o no creer en Dios, es, al fin y al cabo, un asunto muy privado.
Mientras hablemos de si Dios existe o no existe, se nos irá el miedo de morir, el miedo de existir, el miedo del marrón, -del nuestro-. Y del marrón de Gaza y el del cólera y el del cambio climático. Y hasta dios se nos irá de la memoria hablando, debatiendo, un debate que acaba en sí mismo, tal es el de la existencia de Dios.
¿Quién dirije estas absurdas campañas, que no por absurdas no son menos peligrosas? Mis amigos seguro que no.
Cuando más lío y polvo tenemos en casa, más arriba nos centran la atención. Nos mandan a tomar pol culo al Reino de los cielos y encima les reímos las gracias, como yo ahora, atendiéndolo.
Es ahí donde nos quieren a todos, en el debate de Dios y los posibilismos.
Mientras hablemos de Dios, sin Dios que valga, morirán 800 árabes más sobre diez israelitas civiles que estaban por la paz (?) Mi vecino se quedará en el paro, se esconderán en los cajones del vaticano los nombres y las visicitudes que llevaron al error tantas operaciones financieras que el pueblo no ha de conocer, y mi vecino del quinto, el de la Nissan, que es muy bruto y muy honrado y tiene tres chavales se dará con un canto en los dientes contra el vértice sagrado del triángulo de Dios, que no existe, según los autobuses de la línea que él tomaba para ir a trabajar... O que sí existe, según llevan pegados los buses de la línea que lleva al cielo y nunca toman los millonarios suicidas ( suícidate o muérete de verguenza al tropezar con París Hilton) por pasar de ser la novena fortuna del mundo a la mil trescientas tres.
Nuestro terroristas ( no hay afán de propiedad en el nos) no se auto inmolan en nombre de dios... Y no tengo ganas de decir que no tienen cojones para ello,-que no los tienen-, pero pagan vallas publicitarias. ¿Y los ateos? ¿Qué hacen los ateos en todo esto? ¿Rouco Varela es ateo? ¿Verdad que hace tiempo que se nota un desencanto en Ratzinger cada vez que nombra a Dios?
Sé que tenéis la sensibilidad para notarlo.
Yo no, pero mi vecino, el del paro, cuyos dientes siguen pegados en el vértice divino y no se ha enterado del debate de los autobuses, me lo advertió antes de conocer su desgracia.
El mundo es para los aviesos. No para los obreros aviesos. Para los aviesos del ránking. Pero el aire es de todos, el mar es de todooooooooooosssssssssssssssss, que dice la bulería.

1 comentario:

azagra dijo...

Hola Magda un besote enorme