BUENROLLISMO

La ilustración de Mariscal (acuarela) Garriris de pesca.

Desde hace más de dos años visito, un mínimo de tres veces a la semana, el hospital donde está ingresada mi madre. En la misma planta en la que ella se encuentra, nada más comenzar el pasillo, se podía ver (hasta hace un par de meses) la puerta de una habitación siempre abierta de par en par.

Las paredes de la habitación estaban cubiertas de pósters de muchachos tocando la guitarra, del Barça, y fotografías ampliadas. El techo estaba cubierto de globos de colores. Nunca faltaban los globos, que el abuelo del muchacho de dieciocho años que ahí yacía, se preocupa de hinchar con sus propios pulmones para dar alegría al espacio.

Al muchacho, el paciente, de dieciocho años, víctima de un virus en el cerebro, lo cambiaron de de hospital. Y ahora lo echo de menos.

No es una grosería ni una cursilería. Lo echo de menos y ya está.

Lo echo de menos porqué nada más llegar, al menos tres veces cada semana, -y cada vez que salía de la habitación de mi madre-, entraba en la de Quim y los dos nos alegrábamos de vernos. Desde sus ojazos azules me miraba con una profundidad de haz de luz y yo me sentía chiquita, vulnerable pero contenta.

Y así era, porqué si algún día ( que los hubo) pasaba por delante de su habitación ( siempre abierta la puerta) aligerando el paso, era porqué sentía que áquel día "no podía" con su mirada.

Y estos días en los que no entraba para decirle cualquier cosa sobre los Simpsons, el Barça o sus rizos, eran días en los que me sentía vulnerable de estirpe y marca, lo que la sola mirada de Quim acrecentaba.

Ahora lo echo de menos, aunque es obvio que me alegro del cambio ( bueno para su salud) de hospital, pero todavía, muchas veces, me pregunto que quería decirme a través de sus ojazos azules...

Estando con él, alcancé a sentir altísimos grados de "buenrollismo" ( por decirlo fácil) Era ( es) presto a la risa y las caricias y atento a los cuentos, y a mí me gusta contarlos, así qué...

El "buenrollismo", por decirlo fácil, es algo que siempre me han inspirado los Garriris ( sobre todo Julián) de Mariscal. Quim tenía uno colgado en la pared, una fotocopia a color de una ilustración de los garriris corriendo, y muchas veces le contaba las tropelías de mi perro tomando el dibujo como referencia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Magistral Bonet. Dale un abrazo a María, abanderada del buenrollismo.
Yo