Noche un poco triste

Obra de El Hortelano, que ilustró la portada del disco de Gabinete Caligari, "Al calor del amor en un bar". El bar era un corral de gallos y gallinas. Vestidos pá ir de fiesta, los más chulos se apoyaban indolentemente en la barra. Tú no estabas. Todavía no se bien quién eres, pero no estabas. Un hombre con gestos descuidados y cara de mucha prisa se ha abierto paso hacía al baño. Iba tan rápido que parecía ser multitud. Incluso he creído que tú podías ir detrás de él. Un movimiento de cabeza que me es muy familiar y aún no identifico. Javier se atusaba el flequilo. Le he dicho que nos fuéramos. Javier esperaba ver a Nicola, pero Nicola no estaba. Nicola se ha ido de su vida para siempre. Eso lo sabía yo a través del relato del propio Javier. Y así era, una parte de su rostro estaba vacía. Había algo de él que se había "ido, que había desaparecido. Para bien o para mal, "eso" ya no estaba ahí. Yo siempre he conocido a Javier con Nicola, de modo que mi percepción no debe estar muy desacertada. No sabría decir que es lo que se ha "ido" de Javier. Cuando ha llegado a casa, se ha quedado dormido en el sofá como un niño. Lo he tapado como se tapan a los niños. Me había pedido venir a dormir a mi casa y por eso le había pasado a recoger en el bar. Tenía pensado ofrecerle una buena cena, incluso había escogido una buena canción para alegrar el ambiente. Ni demasiado eufórica, ni demasiado triste. En mi correo había un mensaje de Nicola. Lo he leído de un tirón y no he respondido.

Mañana, Javier volverá a Roma. Me gustaría ser un titán para llevarlo en brazos a la cama. Una cama de sábanas limpias que huelen bien. A él no le importa la cama limpia ni la aromoterapia.

Lo curioso del caso es que a Javier le veo de año en año y por muy poco espacio de tiempo. No somos amigos, amigos y actuamos como si lo fuéramos. Será por el vacío. Lo que se ha ido de él, lo que tú de mí.

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