Improvisando (por bulerías) contra el rencor

Tu tienes un pie en mi barca,
yo tengo uno en la tuya;
navegando (con retranca)
sin hablarnos,
sin contarnos,
sin sabernos,
ni escucharnos;
rayos de una misma luna.

Si tu me muerdes el pie,
si yo te quito la huella,
por mucho que tu te empeñes
en mitad hay hierbabuena.

No ha crecido la ortiga,
ni vienen los escorpiones,
tu pones negras las letras
pero estallan los colores.

Asi que cuidate mucho
de no sacar el piececito.
Tus zapatos de pisar;
te juro; no van conmigo.

Y si hemos de estar cerca,
para bien amar la estrella,
es mejor que tu poema
sea de blanca lectura.

La mala leche, señor,
tiene diana segura.
Es más fácil el rencor
que correr a la aventura.

Por eso, y por la barca;
-la que habitamos los dos-,
es mejor que te asegures
un cuento de corazón,
o uno de risa pura.
Al ritmo del tic tac toc;
algodones de sutura
sin veneno ni pasión,
solo por vivir, vivir
sin la humana sinrazón; 
rayos de una misma luna.