Coplillas del Gay Eixample de Barcelona

Portada de "Alí Babá y los cuarenta maricones" de "mí" Nazario. El libro no gustó a los del PP (¿mais porquoi?) cuando decidieron darlo a leer en la enseñanza secundaria.
Tengo unos amigos bastante indeseables. Mucho:"Bonet viva el blog", pero cuando les pasa algo que me lleva a escribir otra cosa muy distinta a la que han vivido, pero aún así les mola y baten palmas, se niegan a que ponga su nombre propio, como si ellos fueran familiares de la boba de la Hilton y esto el New York Times.
Hace unas semanas, encontré en una librería de viejo un libro con coplas de Quiroga y León y una de las noches en que me acosté con ellas ( las coplas) me llamó un amigo agonías que me contó eso que hoy escribo a modo de COPLA DEL GAY EIXAMPLE. De todo se aprende.

Fue tal y como lo cuento,
Una noche de este Abril;
Caballero !Qué candela!
"Con mucho gusto le enciendo,
el cigarrillo y la mecha."

"Ay señor, el gusto es mío.
Advierto que no es de aquí,
pues habla un castellano
muy bonito y muy ufano,
que hasta me quita las ganas
de volver a preguntar,
no le fuera a molestar."

"No señor, usted me halaga,
soy hijo de Salamanca,
ciudad de donde partí
para pasear por aquí
sólo un par de semanas."

"Para enamorarme de usted,
siendo como es de fuera,
yo  debería saber
que piensa de los papeles
o vuelvo a mis menesteres."

"No es cosa de enamorados,
hablar de cosas profanas,
pero advierto su tormento:
Mi madre es luterana
y mi padre aún me compra
ropa interior del Barça."

"Me contenta su respuesta
y me gusta su osadía,
hablando de profecías
y hombres enamorados
cuando solo me ha encendido
el cigarro que me cuelga.
Por vos dejo hasta el tabaco."

Aquí llegó la explosión,
que nos duró todo el tiempo
que el tipo pasó conmigo,
donde viajamos a Venus
y nos fumamos habanos
mecidos por la tormenta
que desataban las manos. 

Fue tanta mi grata entrega
y tal es mi condición,
que antes de pillar el Ave,
le entregué mi corazón.

Varias veces lo habré  hecho
en mi vida, de normal,
pero esta vez saqué la víscera
de su capazo interior.
En sus manos relucía;
Ay, Dalila ay Sansón." 

Al cabo de unos minutos,
me llamó el hombre al móvil
para decirme, muy seco,
que no había de volver
Resulta que el muy villano,
habíase casado (en vano)
con uno de Portugal.
Muy rico y muy maltrecho,
o eso quiero pensar.

Suerte tuve de otro chico
por el que ya bebo vientos
de uniforme de la Renfe,
que rescató el corazón
del lavabo de señoras
y lo llevó resurgir
hasta el Monte del Olvido,
con delicado tesón.

Tan adentro me lo puso,
que hoy no resisto el impulso
de volvérmelo a quitar.

Y usted, amiga mía,
escriba de lo que sabe,
que siempre que le cuento hazañas
me dice promiscuidad.

El amor que me atenaza
no lo acabo de encontrar,
pero no me pierdo "un acaso",
no la vaya a ver marchar.





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