DELICADEZA

De Esteban Villalta, del que soy fan acérrima. Ya os contaré otro día...


Dices que se te ha caído el pote que guardabas y estaba lleno de nosotros; medio vacío, medio repleto, y yo; que ya comenzaba a generar hacía ti una pizca necesaria de manía para mantenerme lejos sin dañarme, me he hartado de reír y me ha sobrevenido un escalofrío de ternura. ¿Que te parece si nos vamos definitivamente, -al menos por un tiempo-; el uno del otro, el otro del uno y pillamos otro pote donde contener lo bello?
Porque lo que me llevado a la ternura ( de la ternura al peligro y tiro porque me toca) no es vernos a ti y a mí desparramados cual alubias en mitad de la noche, ni ver los gatos correr hasta agolparse entorno los deshechos, no; lo que me ha llevado a la ternura ha sido que digas que lo que fuimos lo guardabas en un pote. Ni en una nube, ni al filo del corazón ni en la repisa del olvido; en un pote. 
Vamos a ser amigos hasta el final de los días y vuelta a empezar, si cabe, en otra vida y otra y otra, pero, ay niño, para el amor, amor, no me bastan los potes, la literalidad ni la gracia ni tus divinos huesos ( tanto vivir en las tendencias of course para acabar descubriéndome tan antigua. De antigüedad atávica en todos los ámbitos de la vida. ¿Que voy a  hacer si me he equivocado muchas veces?)
Vamos pues a lanzar el pote, las alubia y lo que queda de nosotros y esperemos ver crecer un ramillete de delicadeza, antes de volver a mandarnos mails donde no crece la hierba, sólo el peligro de la ternura a solas; -medio triste, medio divertida- y el griterío de los gatos de la soledad acechando los deshechos.

No hay comentarios: