Esto que os voy a contar en verso, le pasó ayer a una amiga. Me llamó una vez en su

casa y nos reímos un rato.

Una rosa de un rosal; enfadada y llena de ira

(Buenas razones tenía)

Se fue a hincar el diente, -sin contar hasta mil veinte-

A una pequeña amapola más chula que una magnolia.

La rosa, equivocada,- como ocurre a quién no yace

Los sustos de la traición, que matan si son de amor-,

Erró también su objetivo y le pegó un buen verbal

A la pequeña amapola.

Ayer tarde, en Barcelona, no se hablaba de otra cosa,

Fuera de unos despistados que gritaban ¡Visca el Barça!



Resulta que a la amapola, la locura de la rosa

La pilló fuera de juego. Más dio una voltereta,

Y tomando el terciopelo de sus contadas hojas,

Le lanzó cuatro palabras a la rosa violentada

(A veces vale con menos)

Dejándole el cerebelo caladito como esponja.



Ahí fue donde la rosa, noqueada y desarmada,

Advirtió que no era “la otra” la diana de su ira

Y sin pedir perdón, se largó a la estampida

A buscar en el jardín; que no a pillar el tallo

Y cortarlo de raíz.



(Lo que no liban abejas, Lo liban seres humanos)



Todo fue vergüenza ajena, copla vieja retomada,

Tango de pedir disculpas. Ni un rock ni una oración.

Misoginia entre mujeres hay que ver como te creces

Con la tele desalmada y la cabeza volada.



La amapola pidió trago en el bar donde se hallaba

Y en esas que pasó un chino, muy locuaz y divertido

Con la victoria azulgrana y el jolgorio de la rosa.



Así le habló a la amapola: “Yo quielo escribir la fábula,

De eso que le ha pasado, para dárselo a mis clientes

Estampado en servilleta con los lichis y la cuenta.

Señorita, si no fuera, porque no hallo moraleja.

¿Es la del débil y el fuerte o es la del mundo majara?”



Ella no respondió (Hoy las ideas se pagan)

Y al salir del local, directa para su casa,

Vio a la rosa del mal trago amarrada a un tío feo

Mojado como una mona con agua de Canaletas

Y la “titola” colgando.



El “luego” ya lo sabéis. La amapola me llamó

Y nos reímos un rato. Más tarde se fue a dormir,

Solita, sin su muchacho. El tío había salido

y eso que madruga tanto.

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