Coquetería

Cuadro de Eva Armisén

De tan críptico como escribí el post de ayer ( y no lo he publicado) se entendía todo. Y encima, multiplicado por tres. Escribimos como somos. No me refiero a la calidad, me refiero al estilo. Lo he podido comprobar mas de una vez en este blog. Cuanto mas críptica me pongo, mas me lo pilláis todo. Salvo algún ego descarriado que me llama para preguntarme si le mencionaba al hablar de pelos, rabos, huesos y canes; los demás, me lo pilláis todo.

Aunque tampoco debe ser muy cierto que escribamos como somos. Ahora sí que me refiero al estilo. He leído estilos trepidantes, impolutos y precisos que escondían personas sucias y confusas. Vosotros tendréis vuestro propio caso al respecto. ¿Cuál es la intención de poner una palabra tras otra? Yo sólo le hallo una: Darme a comprender. Comprenderme y que nos comprendamos a través de ellas. Crear un sentimiento de pertinencia a un grupo difuso y remarcar la soledad del ser. Para hacerlo, es preciso cierta coherencia vital y nada más.
Pero a lo que iba. Que ayer escribí un post coqueto. Al ser coqueto y al ir dirigido a una sola persona, no podía si no ser críptico, para que no se me viera el latón. De modo que me salieron una serie de frases para encíclicas sobre el amor erótico, que esta mañana me han parecido un hazmerreir.
Incapacitada como estoy para hablar de mí en las distancias cortas, a menos que termine por no dudar sobre el verdadero interés del otro; creía que el blog podría desahogarme, pero no.
En las distancias cortas, al hablar del amor y de casi todo, no me echa para atrás el pudor, si no el eco, la repetición. Mi psiquiatra me diría: "Tú a lo tuyo y si es repetitivo lo que vas a contar, tira millas. Que no te van adivinar, nena." Pero mi psiquiatra ( he aquí otro sentimiento difuso de pertenencia, porque desde hace años, cuento con una gran profesional y mejor persona) sabe que no me tiraré a los brazos de nadie, si antes no me han vivido lo suficiente como para que sólo les queden las naturales dudas sobre mi persona. Al amor, voy con paciencia. Luego todo se desbarata y todo es urgente, pero la ida, no. La ida es una procesión cuesta arriba, del rollo: "Viveme, Mírame Te vivo. Te miro. Tómate tu tiempo. Yo me tomo el mío."
Todo eso con la apostilla: "¿Y si no nos vivimos tanto y nos vemos dentro de una hora?"
Ayer al dejarme llevar por la apostilla y el impulso que se antepone al pulso de las cosas, hice una tontería; escribir un post críptico dirigido a una sola persona. Suerte que no hice el clic. Vosotros, los que me leéis, no lo merecíais. Os hubiera parecido que os habías equivocado de página. Es aquel mal rollo que te da, cuando vas a escuchar un disco y te sale otro que estaba en la bandeja. A mí, últimamente me pasaba con uno de Sinatra que estaba en uno de los discos duros. El otro día me dio una "necesidad" de Chucho (¿qué ha sido de él?) y me salió la vozzzzz. Como ya era la segunda o tercera vez que lo sufría, me planté ante él ( tengo un Sinatra chiquito a lo Barbie, sentado en un sofá al lado de un Warhol al que le lavo la cabeza una vez por semana porque se le pone negro del polvo) y le dije: "Toma, collons" . Dejé el cd entre los dos. Fue tal cual como lo cuento. Imágenes cotidianas, que no tratar de escribir rollos crípticos haciéndome la coqueta para tratar de epatar a alguien. diciéndole lo bella que serían nuestras vidas compartidas y cuál es la capacidad de la bomba de aire acondicionado. Ay, amigos, ya no me engaño ni a a mi misma!
Y en mi caso en la escritura, podéis dudar sobre si escribo como soy, pero no dudéis nunca que soy todo cuanto escribo.

1 comentario:

cabezapie dijo...

me encanta. Desde lo de autocomprenderte escribiendo [yo "escribo" para diluir la confusión] hasta el "Toma collons", con la coquetería inclusive y el Sinatra intrusivo.
Anda, sé buena y publica algún otro día ese post autocensurado. Si lo haces dentro de unos dias, haremos como que no sabíamos nada.