Barcelona Acció Musical




Desde hace muchos años atrás ¿Veinte? No voy a ir a la Wiquipèdia. Desde hace muchos años, en Barcelona, durante las Festes de la Mercè, tenemos el BAM ( Barcelona Acció Musical) un festival que se celebra paralelamente a los petardos, las misas y el palillo con aceituna dentro del vermú.
Desde el desembarco del beato Jordi Gratacós, hasta el actual reinado de Albert Juncosa, el BAM ha sido el festival musical mas calumniado y celado, al menos en el mundillo musical catalán, como no podría ser de otra manera.
Ya sabéis, si me meten en el BAM, viva el BAM y si no me meten, jodidos gafas de pasta. Todos los barceloneses ( hi ha gitanos i jueus, alemans i portuguessos, cantaba el Gato en su Rumba) de la melomanía de la música pop, en un BAM, han intentado linchar a un técnico de sonido, se han echado las manos a la cabeza porque dos de sus grupos preferidos coinciden en distintos escenarios, y han criticado la programación por detrás y por delante; pero el BAM que no nos lo quiten.
Antes del BAM, la consigna, al encontrarte con alguien por las calles y durante les Festes era ¿A que iglesia vas a rezar para que Ayuntamiento o las cadenas radiofónicas top-ten, programen a alguien guai para estas fiestas?
Desde que existe el BAM, la consigna, al encontrarte con alguien por la calle durante les Festes es ¿A que escenario vas a ir esta noche?
El cambio es profundo, cualitativo y fecundo.
Este post lo quería escribir antes de que comenzara el BAM, pero pensé que sonaba a pelota pelotera, algo que ni de buen agrado podría hacer, porque si alguien ha criticado al BAM, esa soy yo (yo sí soy esa que tu te imaginas…)
Hubo un tiempo en que incluso, durante el BAM, se montaban debates sobre como mantener viva la escena, o cosas de este tipo, adonde acudíamos los de siempre con nuestra perorata, perdiéndonos mas de una buena actuación.
Ahora basta con hacerte una hoja de ruta y perderte en alguna de las muchas escenas ( cada vez son mas) para bailar, reír o llorar, escuchando una buena banda y dejar que las canciones creen lo que hayan de crear, aquellos sentimientos personales e intransferibles, que acaban por ser la melancolía, el amor, la tristeza, o lo que sea. La fiesta de la fiesta.

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