Porque son uno y lo mismo, los memos de tus amantes y el bestia de tu marido ( Jaime Gil de Biedma)


Si te crees superior porque eres de Granada y te pilló una estocada del toro cuando escapó, de la plaza hasta tu calle persiguiéndote rotundo, por llevar un jersey rojo; la segunda que venía, con los cascos  y no hería. La segunda, era yo.
No me vengas con heridas; pájaro que no canta pía, sabías lo que querías o huías despavorido. Al final del laberinto, demonios y angelitos. 
Al final, un “cuarto quilo”, de polvo  que no da brillo:Tu, Machado, yo, el de bastos y el bueno de Don Simón.
Si me dices al oído, -en lugar de armar revuelo, que te duelen las raíces del pelo y del esternón, en lugar de ir sobrado, machacando como un puma en ayunas de sirope el domingo de Asunción-, yo vendría muy bonita y por ti, alma infinita. Yo te conozco poco, pero tu, a servidora, no le pillas ni un mechón.
Todo lo que de ti me gusta se lo llevan las cigarras, cuando cantan solitarias sin tener en cuenta el miedo que da, en el mundo entero, que te pisen los arreos por espuma de sifón.
No pienses tanto, mi niño, y pon el suelo a la altura del mar cuando baja el celo. Para arenas movedizas no tengo tacón ni esmero. Y no olvides, ay moreno, que  anticiparse es un cero.







                                                           De Julio Rome

1 comentario:

Txema Anguera dijo...

ole, ole y ole !!! la gracia que tiene mi morena.