Facebook juguetón



La ilustración está pillada del muro de Javier Pérez Andújar en el face. No sé a quién corresponde la autoría pero es verdaderamente un sueño. Estoy por preguntarle a una amiga que sabe de estas cosas, si la foto tiene resolución suficiente como para empapelar una puerta. Una puerta entera. Y que el pomo sea una mariposa. Una mariposa viva, pomo. Una mariposa viva, desobediente, pomo.
Vivir en el face (si no estás pillado) es como vivir en el mejor de los mundos. Tal vez no es un vivir real, pero la realidad, en su sentido abstracto, está para eso, para debatirla.
Si la vida en el face no es real, de lo que no cabe duda es de que existe. Y es una maravilla. Todo es educación, besos y abrazos. Basta pinchar” me gusta “si te gusta algo y abstenerte si algo no te produce ni frío ni calor.
Encima, a medida que crece la lista de amigos, se va creando un mejunje de personal muy especial. Y si encima se da la circunstancia que ya llevas bastantes años pisando las calles de la vida durante mucho tiempo y cada día nuevamente, acabas por tener casi todo tu tránsito vital sintetizado en una comunidad virtual, con lo que a mi entender es lo mejor de él; la gente con quién lo compartes.
El último verbo se podría conjugar en pasado. Y, de existir, en pasado reciente, en pasado, pasado y en pasado eterno. El verbo se podría llegar a conjugar en futuro, pero en eso es mejor no entrar porque de aquí a la superchería hay un paso.
La sorpresa es ver que en la cuenta de “amigos”, tienes personas interrelacionadas a las que nunca hubieras invitado a una misma fiesta, conocidos a los que no saludabas por la calle,- y que a partir de ahora vas a saludar-; gente a la que no conoces de nada, amigos de verdad y personas a las que siempre has respetado y nunca has llegado a conocer.
Uno de los últimos pequeños gran alegrones que me ha dado la vida, fue encontrar en el face, al tipo al cual le he robado la ilustración, al escritor Javier Pérez Andújar, que, por si no lo sabíais, viene del rock and roll, igual que viene del Capitán Trueno, de los cromos y de Valle-Inclán.
Fue Javier quién, tras colgar un vídeo de Tina Gil, me hizo recuperar el contacto virtual con una mujer cantante y compositora con la que en su día dimos vueltas a un disco suyo que no llegó a ver la luz. Javier glosó a Tina en su artículo del País del domingo. Se ha creado una gran rueda de reconocimiento que rula muy bella.
Aunque no me gusta generalizar, cuando lo hago refiriéndome a las generaciones, siempre digo que la mía, la nuestra, la de Tina y Javier (año más, año menos) no ha sido una generación muy ducha en ofrecer genios a la sociedad. O al menos, no en ofrecer grandes genios loados, subrayados y aupados. Salvo excepciones como la de mi hermano Juan Echanove, Luz, loquillo “el leyendas”, el propio Pérez Andújar y alguno más, no hemos sido una generación de oropel constatado por el fervor popular. Razones, haylas, pero es como lo de la realidad, un asunto para el debate, que no para perderse en él.
Con el face, por el face y a través del face...Por la cara y por los libros, acabaremos por dar a conocer a personas que si bien no han trascendido, si que nos han trascendido. Y encima nos seguiremos diciendo cosas bonitas que siempre vienen bien.
El día que asomarse al face no sea cómo asomarse al muro donde está el niño de la ilustración, pero con peña, y no siempre tan michaellandero, yo me daré de baja.
Hablo de este día para exorcizarlo. De momento, por la cara y por los libros, puedo soñar con mariposas desobedientes y juguetonas, pomos de puertas. Refrescar canciones y desobediencias. Asomarme. Jugar.

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