El tema de estos días, Dios!!!!


El papa (las mayúsculas para los nombres propios) de Roma no reza por mí. El papa de Roma reza por su megalomanía y por Marcial Maciel. Tú no te inmolas por tu dios, te inmolas por tu ignorancia. No es el judaísmo lo que te hace sentirte hermano del magnate, es la codicia.
La espiritualidad es otra cosa. La solidaridad es otra cosa. La guerra es lo vuestro. Pronto supisteis que al pasar de la doctrina a la religión, de una secta a miles de afiliados, lo único que necesitabais para poder subsistir (guinda al pastel) era el poder financiero. El paso de lo espiritual a lo material. Lo material se fue comiendo la espiritualidad a pesar de las liturgias, de las adormideras, de la introspección compartida. Si un día se apagara la luz del mundo sólo unas cuantas almas brillarían camino de la oración. Me sorprendería que alguna de las fosforescentes estuviera en l as primeras filas.
Respeto a todos los creyentes de este mundo. Respeto,-lo intento-, a todos los humanos, pero no respeto el boato, ni al que alardea de su ignorancia, ni al inflexible, ni al cobarde, ni al que se rodea de riquezas que no le pertenecen, ni al intolerante con su “otro diferente”, ni al que dice hablar en nombre de la verdad o en nombre de un ser supremo. No puedo respetar a nadie que diga que su dios es el único dios, porque al decirlo, me está faltando al respeto a mí. A mi dios, si lo tuviera, que a lo mejor lo tengo.
Todo lo que me viene de las religiones y en contra sin el respeto a la legitima opción que no ensucia lo que toca (la manifestación de Madrid a la que no pude asistir no era contra Benedicto, si no a favor nuestro) es pura bilis que apesta y doblega el alma. Parece que todos los necios se han unido contra la felicidad, cuando, todos, deberíamos unirnos contra del dolor. La felicidad ajena, cuando escama; ya sea porque alguien se persigna o porqué otro lee un libro de poemas de titulo “La gran mierda de este siglo va en tronco móvil”, revela almas muy torturadas, prestas para hacer daño.
La supuesta felicidad que se puede sentir ante el discurso del cómplice o el verdugo de grandes atentados contra la dignidad humana, de un tipo vestido de blanco que habla sin querer tener en cuenta lo que pasa en la calle, el éxtasis al que pueden llegar algunos de sus seguidores, es la victoria de la ignorancia por encima del pensamiento libre. No habléis de opciones, aunque es probable que muchos, ciertamente, así lo crean, pero no los del atrio. Es su forma de poder. La alineación. Pero no debemos darle patadas a las espinillas de los alienados. Somos lo mismo o muy poco distintos ( al fin es lo que quieren, que nos matemos nosotros) Todos tenemos nuestra propia adormidera y que cada cual se mida dibujando un gráfico contra la pared. Ninguno de nosotros alcanzará la luna. No por si sólo, ni jodiendo a la peña.
Todos los muertos que por las religiones han sido, danzan, zombis y ciegos, en estas noches calurosas e indignadas, buscando el cálido abrazo que dejaron en este mundo. Lo añoran. Los huesos chocan con otros huesos. La percusión de la muerte y la memoria. La policía, más terrenal,-tratando de empequeñecer el camello o de ampliar el redondel del agujero de la aguja-, dan jarabe de palo a una chiquilla que pasaba por la calle, feliz de haber conseguido un vestido blanco para pasear con el chico que tanto le gustaba. Intentar destrozar la felicidad ajena en nombre de una porra propia, es lo mismo que intentar hacerlo en nombre de religiones únicas. De un solo dios. Al qué, de existir (imagínate) seguirían mentando en vano.
Veinte mil padrenuestros, un año de ayuno y una circuncisión pública y sin anestesia o seguir alzando la voz contra las atrocidades. Mayores, cuanto más transcurre la el tiempo y se va escribiendo  la historia.

1 comentario:

cabezapie dijo...

"No puedo respetar a nadie que diga que su dios es el único dios, porque al decirlo, me está faltando al respeto a mí. A mi dios, si lo tuviera, que a lo mejor lo tengo".
Pues eso mismo siento yo.