Mientras hablan Rajoy y Rubalcaba


Boxeadores mesopotámicos

Mientras hablan Rajoy y Rubalcaba, a un escolta le pican las plantas de los pies y el cámara de una televisión inglesa vomita el exceso de vinos de la tarde. Mientras Rubalcaba y Rajoy se miden, un obrero esconde la cabeza entre las piernas, a un niño le explota un nudo de cabezas de cerilla y aprende que para ser ilusionista hay que quemarse sin dejar de dibujar media sonrisa. Mientras hablan, los chavales de una banda de jazz salen del ensayo de los lunes, un anciano mira la luz de una farola y poco a poco va sorbiendo su tisana. Mientras se miran a los ojos o se evitan, una pareja se besa con los dientes y las manos, Josep Durán i Lleida juega al billar francés y Joan Barril le empuja la bola blanca con sus vientos.
Un ejecutivo celebra la victoria del Barça de un partido jugado hace unos meses y tres mujeres cortan la cebolla del sofrito.
Mientras hablan Rubalcaba y Rajoy, la mosca cojonera de la tele se suicida y en la otra punta de Madrid nacen dos niños apretando el puño con la boca abierta. La primera novia de Patricia Heras, la poeta muerta de la última candidatura, pega un grito por el patio de vecinos y se cae un trozo de uralita.
Mientras hablan y se enojan, unos dicen vale y otros dicen bien y otros dicen bueno, estos tíos no nos representan.
Mientras hablan, sabemos que al fascio les estamos poniendo el camino más llano entre dos puntos y un enfermo muere a las puertas de un hospital público por falta de aire y falta de recursos. Los homeless que duermen en la calle se pegan tortazos por un plástico, a una abuela se le cuecen los boniatos y una estrella del rock se tira por encima un bidón de purpurina.
Mientras hablan y riñen, los ladrones han entrado en una casa donde pillan una tele de plasma y un anillo. Los motores de un avión están que rugen y un emigrante teme que le vuelvan para atrás. Mientras hablan, los cuadros de Goya ennegrecen y alguien dice “esto es peor que una guerra”. Merkel pide un nuevo traductor simultáneo que no tosa y las maquilladoras de la tele se ríen, hablando de lo que les hacen y no les hacen sus maridos. Mientras hablan Rajoy y Rubalcaba, dos tipos montados en dos asnos, avistan molinos de viento y mucho antes de desenvainar las espadas, un escritor manco muere, solo, en una cárcel.


No hay comentarios: