Explosión

                                                                    De Pepe Anta

Entre la suciedad social, la falta de decoro del mundo, la familia que se ama y los amigos que quiero, les vi retumbar contra la pared como dos corchos expelidos por una botella de cava agitada y muy contenta. Antes de caerse al suelo ya se estaban hablando al oído. Aliento de aire fresco, canela y virutas de serrín. Aliento de sed. El deseo les alcanzó besándose.
Luego se calzaron unos ferraris en los pies y así han estado todas estas fiestas, corriendo por las calles, dejando, al frenar, un suelo asombrado de alegría contra el mismo suelo desgastado de miserias.
Se han asomado al vértice, se han elevado al cuadrado y creen saberlo casi todo de geografía. Si te quedas conmigo. Si conmigo juegas.
A los amigos nos regalan abrazos de algodón de nube, la vulnerabilidad del agua cuando se evapora y duda entre entregar llanto o consuelo. Han jugado con los niños y los niños se han juntado con ellos de las manos, corre corre que te pillo yo también quiero de eso y una piruleta.
La precaución, la probabilidad, el celo, la paciencia, la cautela, las rodillas peladas, el porvenir, les han alejado algunos días en que han sido Dorothy Parker en el cuento del teléfono. Sus ojos inundados de Iphones y de Nokias han aprehendido la ingeniería técnica de los aparatos y así que uno le dio al pulsar y sonó el timbre se plantearon volver a verse en el acto y pillar, entre los dos, una franquicia de la espera. “Non temer, amato bene” a todo volumen y unas cuantas canciones que ya habían sido inundan el poco espacio que queda entre los dos. Van exultándose. El amor busca el amor con la misma producción y otros arreglos. Una misma melodía pude quebrantar un alma que otrora elevó a otra y así hasta los números primos y los números completos, según el caso.
Escribo esperando que llamen a la puerta porque han dado con un juego de mesa muy interesante. Ingenioso, dice uno. Previsible como un plano del Ensanche, pero lúdico, dice el otro. Todos los amantes son muy distintos y estos menos. Todas las personas del mundo, o casi todas, han sido amantes. A veces, la historia se encarga de recordarnos lo contrario. Subirán una Cola Zero, unas birras y entrarán partidos de la risa. La perra se excitará, siempre anda buscando juego y abriré, la última botella de cava de estas fiestas esperando ver como rebota el corcho contra la pared blanca. Imaginándome.

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