Suerte
que en mitad de todos los saraos tenemos ( mejor decir hay que hemos
) un obispo o un arqueobispo o una curia toda diciendo algo del gran
calado esperpéntico. Son repeticiones a la desproporción que si hoy
las metes en el centro, casi ni hacen gracia. Luis Aguilé fue un
símbolo para dar a conocer a la juventud española la forma de
disfrutar del ocio, con alegría y raciocinio. Estas palabras no son
mías, son de un cura de pueblo de un lugar chico y precioso de la
isla de Mallorca que con tan didácticas palabras, dichas con una
voz fresca, del fresco frasco, y con fingida impostación de
naturalidad en la dicción, algo alto de volumen, ha logrado, en un
plis, despertar el impulso, acertado, a mi entender, de un lugareño
que se encontraba en la misma terraza que él y le ha mandado a tomar
por el culo y a que lo considerase como un modo de vida hasta que le
pillara la eternidad, amén, lo que ha hecho que mi perra, la Rumba, se
sumara al griterío del vecino de mesa, con unos cuantos ladridos. El colega que me ha venido a buscar me ha encontrado de cháchara con el
tipo del impulso que masticaba al hablar ¿Qué masticaba? Chicle no
es, ha aclarado, pero no ha dicho el qué. Y a mi me ha venido una
vena, a la que le doy muy poco de latir, que es la de referirme a
acontecimientos informativos al hilo de otros, y le he contado lo que
supe hace pocos meses, de unos días en casa de unos amigos, los
Pepé, que son de la CUP, aunque se llamen así ( y también son de
Jordi Gràcia; filólogo, ensayista, escritor, porque Pé femenina lo
tuvo de profe y ahora quién pisa la casa se hace fan de inmediato) y
les dije me he olvidado el libro y pillé uno de la facilidad en la
que se contaba que Aguilé, argentino que vivía en la Habana antes
de la revolución, se entrevistó con el mismísimo Ché para que le
dejara sacar una pasta gansa y el Ché le dijo que nanai y se vino a
España, exiliado, acogido, y a dar la brasa con aquello de cuando
salí de Cuba dejé la vida, dejé el amor,
Y
de pronto lo entendí todo, aunque algo se sospechaba en tan amplia
sonrisa que vino a colmar de estupor las noches de sábado de algunas
infancias como la de servidora.
Y
todo eso viene a colación de que cuando hay mucho lío con opción a
enfrentamiento, que no es necesario, porque es lo mismo que hacer
chocar el odio contra el odio y vale mas chocar el odio con el amor y
que venga la indiferencia o la tortura, pero que todo sea más sano
que un por mis huevos y por los tuyos, es preferible dar vía libre y
proyección al esperpento mas grande que casi siempre viene ( venía)
de la Iglesia, que agarrarse a los jarrones que colocan, con flor, en
las mesas de algunas terrazas en los pueblos donde aman a los perros,
que es algo que no ocurre en otros lugares donde las posiciones son
inquebrantables e intransigentes por falta de otra seguridad humana,
con lo bellos que son los jarrones floridos, los animales campando,
las pequeñas cosas , y tantas otras grandes, pero no esta deja vú,
de no vivir cantando y sentir que cada noche de sábado, sea a la
hora que sea, Luis Aguilé ha vuelto para quedarse y parece que
estemos diseñando un futuro mejor para Julio Iglesias y para la
Trinca, caspa, caspita, cáspita.
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