Comer, beber, amar

                                                                  Foto de Viviane Vives


Antes de entrar a todo gas en el Butano Popular y seguir en los demás gases que habito para volver a sentarme en la ladera de un Setiembre casi culminado pero no para mí, asumo, con el mal rollo debido, que este año no ha de haber el olor embriagante de unos lápices de colores para casi nadie, pero me aferro con fuste y delirio al cilindro qué, en mi caso, todo lo acaba por saber.
Terriblemente anclada en mis maneras, sé que si no contextualizo no entiendo y si no entiendo no escribo y si escribo sin entender puedo, pero no llega a escrito lo que hago si no le pongo el corazón, ya sea el del desaire, ya sea el del sonrojo. Imposible, entonces, para colmar lo de afuera que se cuela, dejar de citar sin traicionarme al bueno de Tagore, que fue el poeta casadelapradera de los chicos del primer COU de la imposible trans-posición o pasa el puente rápido que esto es jauja, con aquella frase que decía que si lloras por no ver la bandera no sabrás nunca que es una estrella y hasta es posible que algún dobladillo ondeante se te meta en el ojo del sufrir.
Mientras el mundo avanza o se espachurra o hace las dos cosas y tantas veces me bloquea el devenir alocado de las cosas, me voy “amarciando”, pero siempre encuentro algo que me da la réplica al guión, algo lo que me asienta, me recoloca y me quita importancia dándome algodón.
Hablo desde mi experiencia reciente porque no tengo nada más a mano y en un giro de bicicleta sin frenos me voy hacia atrás, cuando era una niña alocada sobre dos ruedas, de lengua larga e impulsos muchas veces incontrolados y me congratulo de haber hallado, este verano, al jinete que me lo ponía todo perdido y a otros amigos de una infancia patria para qué quiero más, con los qué, sin tener que ir a justificar tantos años de distancia me he reencontrado. Los muy cantamañanas, a los que les conocí el peroné al fresco después de algún accidente y de los que podría dibujar el cerco que se les hacía a cada uno tras una picada de abeja, me han recibido con recetas de cocina día tras día, con vinos y con risas, con desfachatez y con gasa, como si del ayer al hoy sólo hubiera volado una golondrina o dos, dándolo todo por entendido, quizás porque ya lo entendimos todo entonces, cuando entendimos que no entendíamos nada demasiado pero que ganas le seguimos poniendo.
Crecimos con la Nocilla y a la Nocilla volvemos cambiándola por Nutel-la, que es una crema de cacao con más avellanas, pero una crema al fin y al cabo, que si comes con ansia te deja la barriga por resolver y nos salen las arrugas de aquella golosa manera. Genial mi primo, el Pep, mi doble masculino, complejo como él mismo y simple como un único, imperativo silbido a modo de aviso, cuando dijo, partiéndose el pecho, que él pasó de verde a podrido y que madurar para qué.
Todo lo seguimos exagerando, como entonces . Nos gustaba escandalizar tanto como hoy nos gusta pasar desapercibidos. Atila caminando de puntillas, he aquí la cuadratura del círculo de tantas vidas que adquieren sentido y se obsequian con derroches de calor cuando se encuentran entorno de unas mesas que nunca se acaban, concretando toda su fuerza en la mandíbula, en el acto de comer, que es el preámbulo de la mordida y el del beso. Siempre a punto de empezar alguna cosa, pero siempre dispuestos a hacer ver que no ha pasado nada si no conseguiste cosechar porque te conozco la semilla. Mañana comeremos faisán, como los reyes ¿Qué coño como los reyes? Como las aguilas. No será por pájaros.
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3 comentarios:

Blanca Andreu dijo...

Bonet, Guapa, Rockera Magda, mi Magdalena de Proust, te tengo despistada porque cambié de ciudad, teléfono, perdí móviles etc. También cambié de emails. Dime algo, que te echo de menos

Blanca Andreu dijo...

Magda: te he citado en la entrada de Cohen. Y te he respondido. Además del tf, déjame tu e.mail. Besos.

Blanca Andreu dijo...

Magda querida: no abandones el blog, por favor. El Butano no tiene ilustraciones ni comentarios. Es un rollo: no tiene "estampas". Todo letra.

Demasiado austero
para el bloguero.

Ah, y dime algo, so bandida.